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¿Qué hemos aprendido sobre la promoción del lavado de manos durante la pandemia de COVID-19?
¿Qué hemos aprendido sobre la promoción del lavado de manos durante la pandemia de COVID-19?

Resumen de aprendizajes

Sian White avatar
Escrito por Sian White
Actualizado hace más de una semana

En este enlace, hay una versión de este documento (en inglés) disponible en PDF para descargar.

¿Qué información contiene este documento?

Este documento se centra en el lavado de manos. Hace tiempo que hemos entendido la importancia que tiene el lavado de manos para reducir las enfermedades diarreicas, las infecciones respiratorias, las infecciones intrahospitalarias y durante brotes epidémicos, como los brotes de cólera o ébola. El lavado de manos con jabón o alcohol en gel es una medida eficaz de prevención de la COVID-19, junto con el distanciamiento físico y el uso correcto de una mascarilla. A pesar de los múltiples beneficios de la higiene de manos, la práctica concreta sigue siendo baja mundialmente. La pandemia de COVID-19 ya ha producido mejoras a corto plazo en el comportamiento con respecto a la higiene, pero ahora es fundamental que esas mejoras se transformen en un hábito a largo plazo y en la modificación de políticas en torno de la higiene, para abordar la amenaza inmediata de la COVID-19 y progresar a fin de reducir la carga de otras enfermedades fecales-orales.

Diez lecciones clave

En este documento, presentamos diez lecciones clave obtenidas a partir del trabajo del Hub de Higiene para la COVID-19. Estas reflexiones surgieron de cientos de conversaciones informales que tuvimos con los implementadores de programas en 60 países entre abril y octubre de 2020.

Cambiar el comportamiento de lavado de manos

Diez lecciones clave de la respuesta a la COVID-19

Acciones para mejorar los programas de higiene y cambio de comportamiento de lavado de manos a largo plazo

1. El conocimiento previo a la pandemia sobre cómo cambiar los hábitos de higiene sigue siendo relevante

Antes de comenzar un programa nuevo o adaptar uno existente, aprenda de los datos mundiales y de las experiencias de otros actores locales.

2. La información sobre la enfermedad por sí sola no alcanza para cambiar los hábitos de higiene de manos

Identifique una variedad de determinantes del comportamiento de lavado de manos y diseñe actividades de promoción de la higiene que aborden directamente las barreras conductuales.

3. Invertir en instalaciones de higiene hace que sea más fácil practicar el lavado de manos

Los programas de higiene deberían dar prioridad a mejorar el acceso a instalaciones de lavado de manos con agua y jabón que sean convenientes y deseables, y elaborar un plan para la sostenibilidad de dichas instalaciones desde un principio.

4. Se necesitan diversos canales de comunicación para llegar a las poblaciones de manera eficaz y segura

Mapee todas las formas en que podría vincularse con la población y seleccione un conjunto de canales de comunicación que permitan llegar eficazmente a la población y que se puedan usar de una forma aceptable, creíble y persuasiva.

Diseñar programas eficaces

5. El diseño sistemático de programas, en base a la teoría conductual, sigue siendo posible durante los brotes epidémicos

Use un marco de cambio de hábitos para guiar cada etapa del diseño de su programa. Así reducirá al mínimo los sesgos preconcebidos y podrá crear actividades innovadoras adaptadas al contexto.

6. Desde el principio, planifique cómo se dirigirá a los grupos vulnerables y se vinculará con ellos

Identifique a quién intenta llegar su programa y divida a ese grupo de personas en subgrupos si fuera necesario. Trabaje con grupos vulnerables para diseñar programas que puedan beneficiarlos por igual.

7. Desde el principio, elabore una estrategia de monitoreo y evaluación

Elabore una teoría del cambio que describa cómo anticipa que cambiarán los hábitos debido a la implementación de su programa. Desarrolle indicadores en esta teoría del cambio para entender si se logró el impacto buscado y por qué.

8. Es necesario adaptar los programas continuamente

Planifique la adaptación conversando periódicamente sobre su programa con la comunidad, los grupos de interés y el personal implementador, y adaptando debidamente las actividades.

Fortalecer el sector de higiene

9. Se necesitan nuevas formas de colaboración para acoger y mantener la participación de nuevos actores

Los mecanismos de coordinación deberían tener una estrategia clara (basada en el cambio de hábitos), liderazgo eficaz y formas acordadas de compartir y colaborar entre socios.

10. Sea más eficaz al aprender, compartir y promover los cambios a largo plazo

Incorpore la generación de datos científicos a todos los programas y comparta los éxitos y fracasos. Use esta comprensión potenciada de la higiene y el cambio de hábitos para promover e impulsar los cambios.

¿Qué es el Hub de Higiene para la COVID-19?

El Hub de Higiene para la COVID-19 es un servicio gratuito orientado a ayudar a los actores de países de recursos bajos e intermedios a compartir, diseñar y adaptar intervenciones de higiene basadas en pruebas a fin de combatir la COVID-19. Desde sus inicios en abril de 2020, el Hub de Higiene ha brindado rápidamente asesoramiento técnico y asistencia a proyectos a más de 132 organizaciones diferentes en 60 países y ha establecido más de 40 alianzas a largo plazo para apoyar a iniciativas mundiales y nacionales. En nuestro mapa interactivo, se han compartido más de 250 proyectos de 70 países, junto con 20 estudios de casos detallados sobre programas donde se documentan los éxitos y desafíos de las acciones de respuesta a la COVID-19. La naturaleza mundial de nuestra labor nos ubica en una posición única para entender los desafíos comunes e identificar soluciones innovadoras para fortalecer la promoción de la higiene a largo plazo.

Imagen: El mapa interactivo del Hub de Higiene muestra los programas sobre COVID-19 en el mundo.

Cambiar el comportamiento de lavado de manos

Lección 1: El conocimiento previo a la pandemia sobre cómo cambiar los hábitos de higiene sigue siendo relevante

Los programas de higiene de manos tienen más probabilidad de ser eficaces si están diseñados para abordar determinantes del comportamiento de lavado de manos, los factores que posibilitan o impiden que se practique la higiene de manos en un contexto particular. Cuando llegó la pandemia de COVID-19, muchas organizaciones de respuesta se centraron en las incógnitas sobre la transmisión del coronavirus y se olvidaron de la información que ya teníamos sobre los determinantes mundiales y contextuales de la higiene de manos.

Imagen: El lavado de manos se ve influenciado por una amplia variedad de determinantes del comportamiento. Imagen de LSHTM

A diferencia de otras medidas de prevención de la COVID-19, como el uso de mascarilla o el distanciamiento físico, ya sabíamos bastante sobre la eficacia del lavado de manos y el cambio del comportamiento de lavado de manos antes del brote. Ignorar esto generó demoras en los programas e hizo que la implementación de los programas no fuera basada en pruebas científicas ni se adaptara al contexto, como se podría haber hecho. Este no es un fenómeno nuevo: hubo resultados similares durante el brote de Ébola en África Occidental.

Claramente, la COVID-19 tuvo un efecto sobre los hábitos de higiene. Se intensificó el miedo y la percepción del riesgo y se cambiaron las normas sociales. Juntos, estos factores hicieron que las personas quisieran lavarse las manos con mayor frecuencia, al igual que durante brotes epidémicos anteriores, como hemos visto. Sin embargo, la mayoría de las barreras físicas y sociales que obstaculizan el lavado de manos no se habrán visto afectadas por la pandemia y aún se deberán abordar estos determinantes para mejorar los hábitos de higiene.

En respuestas futuras a brotes epidémicos, primero deberíamos usar los datos científicos existentes y la teoría conductual para guiar las acciones inmediatas. Así se evitan demoras y, al mismo tiempo, se da tiempo suficiente a que los actores de la respuesta aprendan de las comunidades y entiendan cómo cambia el comportamiento. Luego, la comprensión de estos factores se puede usar para reorientar las intervenciones y adaptarlas.


Acción clave para mejorar los programas: Antes de comenzar un programa nuevo o adaptar uno existente, aprenda de los datos mundiales y de las experiencias de otros actores locales.


Lección 2: La información sobre la enfermedad por sí sola no alcanza para cambiar los hábitos de higiene de manos

En los últimos años, ha habido un alejamiento de las actividades de promoción de la higiene que se centran principalmente en brindar información sobre la salud y las enfermedades. La mayor parte de las personas del mundo ya entienden la relación entre la higiene de manos y las enfermedades, por lo que repetirles esa información solo refuerza lo que las personas ya saben. La higiene de manos se suele practicar de forma semiconsciente como parte de una rutina o hábito, y estas cosas pueden ser impulsores del comportamiento más potentes que el conocimiento o las creencias.

La difusión de información sobre las enfermedades sí tiene un papel más importante cuando surge un patógeno nuevo. Por ejemplo: promovimos distintos momentos clave para lavarse las manos a fin de prevenir la COVID-19 que los que promovemos típicamente para las enfermedades diarreicas. La información sobre la transmisión y los síntomas de la enfermedad también fueron fundamentales para promover conductas saludables, eliminar conceptos erróneos y ayudar a las personas a entender este patógeno nuevo.

Sin embargo, es importante pensar más allá de los mensajes sobre la enfermedad y el riesgo por distintos motivos.

  • Los mensajes de salud suelen volverse poco interesantes con el tiempo. Los usuarios del Hub de Higiene han descrito esta situación con el nombre "fatiga ante la COVID-19". Por ejemplo: Oxfam está usando un rastreador de percepciones de la comunidad para documentar las actitudes y preocupaciones de la comunidad en torno a la COVID-19 en 9 países. La organización está descubriendo que muchos grupos están cansados de programas que solo dan mensajes sobre la COVID-19, porque la pandemia es uno de los muchos problemas que tienen.

  • Los programas de COVID-19 que posicionaron a la higiene y a otras medidas preventivas como acciones "correctas" o "altruistas" para proteger a los demás han sido más eficaces que los programas que solo dan información. Pareciera que lo mismo ocurre con los mensajes que les recuerdan a las personas cómo han cambiado las normas de comportamiento.

  • Dar demasiada información sobre hábitos de higiene puede tener, en realidad, un efecto negativo. Por ejemplo: en un estudio realizado en Bangladés, se halló que si los mensajes sobre lavado de manos eran demasiado complejos, era más difícil que las personas los recordaran y los pusieran en práctica.

La mayoría de las personas conocen información sobre la COVID-19 y reconocen que el lavado de manos es una medida preventiva. Sin embargo, a medida que las personas se preocupan menos por la COVID-19, es posible que los índices de lavado de manos comiencen a disminuir, como ha ocurrido en brotes epidémicos previos. Por lo tanto, debemos comenzar a adaptar los programas para que aborden una cantidad más amplia de determinantes del comportamiento.


Acción clave para mejorar los programas: Identifique una variedad de determinantes del comportamiento de lavado de manos y diseñe actividades de promoción de la higiene que aborden directamente las barreras conductuales.


Lección 3: Invertir en instalaciones de higiene hace que sea más fácil practicar el lavado de manos

La pandemia de COVID-19 ha mostrado que el acceso a las instalaciones de lavado de manos, el agua y el jabón es fundamental para mejorar los hábitos de higiene. Dichas instalaciones pueden servir como un recordatorio para lavarse las manos e incrementa la probabilidad de que se practique el lavado de manos frecuente. Lamentablemente, 2 de cada 5 personas en el mundo no tienen acceso a instalaciones de lavado de manos con agua y jabón en su hogar.

Figure 2 is a world map titled proportion of population with no access to handwashing station with soap and water in 2019, displaying 10 groups of proportions, namely, 0 to 0.1, 0.1 to 0.2, 0.2 to 0.3, 0.3 to 0.4, 0.4 to 0.5, 0.5 to 0.6, 0.6 to 0.7, 0.7 to 0.8, 0.8 to 0.9, and 0.9 to 1.

Imagen: Mapa que muestra la cobertura de instalaciones de lavado de manos con agua y jabón – Brauer et al. 2020

La pandemia ha impulsado los esfuerzos comunitarios e institucionales por ampliar considerablemente el acceso universal a las instalaciones de lavado de manos. Esto aplica a las casas, las escuelas y los centros de salud, pero también a ámbitos donde la higiene se ha pasado por alto, como lugares de trabajo, cárceles, campamentos de refugiados, campamentos de migrantes y otros entornos similares, residencias geriátricas, mercados y establecimientos alimentarios, centros de transporte, centros de culto y otros lugares públicos. Algunas de estas innovaciones se plasman y comparten en compendios sobre lavado de manos elaborados por las organizaciones Sanitation Learning Hub, WaterAid y UNICEF.

Imagen: Maggie Rarieya, titular de la Secretaría de NBCC, muestra la técnica correcta de lavado de manos en una estación de lavado de manos instalada en el Club Rotario de Kenia en colaboración con SHOFCO en Kibra, Condado de Nairobi.

Sin embargo, también se debe tener en cuenta el mantenimiento a largo plazo de las instalaciones y la provisión constante de agua y jabón. Si no, las instalaciones nuevas podrían quedar inoperativas rápidamente. Todavía nos queda mucho por aprender sobre cómo garantizar la sostenibilidad de la infraestructura pública de lavado de manos, pero hemos visto avances en la dirección correcta. Por ejemplo, la organización keniata National Business Compact on Coronavirus reúne una red de actores del sector privado para acelerar las medidas de prevención de la COVID-19. Hasta la fecha, esta organización ha instalado más de 5000 estaciones de lavado de manos y, en la actualidad, está investigando sobre el mantenimiento y la sostenibilidad de dicha infraestructura.

También hemos visto organizaciones que priorizan las estaciones de lavado de manos que son deseables de usar y que, en efecto, empujan a las personas a lavarse las manos. Por ejemplo: el Hub de Higiene trabajó con WASH in Schools Network para elaborar una guía sobre cómo usar los "empujoncitos" conductuales para cambiar los hábitos de higiene en las escuelas. En Zambia, WaterAid hizo unos adhesivos que se podían pegar en el piso en lugares públicos para dirigir a las personas hacia la estación de lavado de manos más cercana.

Imagen: Autoadhesivo diseñado por WaterAid Zambia para guiar el comportamiento sobre lavado de manos en lugares públicos.


Acción clave para mejorar los programas: Los programas de higiene deberían dar prioridad a mejorar el acceso a instalaciones de lavado de manos con agua y jabón que sean convenientes y deseables, y elaborar un plan para la sostenibilidad de dichas instalaciones desde un principio.


Lección 4: Se necesitan diversos canales de comunicación para llegar a las poblaciones de manera eficaz y segura

Dado que se redujo la interacción en persona, muchas organizaciones tuvieron que cambiar completamente los canales de comunicación que usaban para llegar a las comunidades.

En las primeras etapas de la pandemia, diversas organizaciones pudieron aprovechar su experiencia previa con medios masivos y redes sociales para abordar el diseño de programas de higiene. Por ejemplo: en Burkina Faso y varios otros países, Development Media International pudo usar sus vínculos existentes con los Ministerios de Salud y las radioemisoras para salir al aire rápidamente con una serie de anuncios radiales innovadores sobre COVID-19 en distintos idiomas. También vimos mucha innovación a nivel local, ya sea voluntarios de salud que usaron sus conocimientos para influenciar a otras personas en las redes sociales o las nuevas tecnologías y cómo estas podrían potenciar las acciones y el intercambio de información en la comunidad.

Imagen: Development Media International graba anuncios radiales.

Una familia de la India escucha historias sobre la COVID-19 en un teléfono celular. Gram Vaani Community Media usó un sistema de respuesta de voz interactiva (IVR) que permitió que los miembros de la comunidad llamaran a una línea telefónica gratuita y dejaran un mensaje sobre la experiencia de su comunidad con la COVID-19. Los usuarios también podían escuchar mensajes que dejaron otras personas y escuchar consejos relevantes de la OMS y el gobierno nacional. Este proceso permitió que las comunidades se sintieran conectadas y que, al mismo tiempo, accedieran a información correcta sobre la COVID-19.

En el Hub de Higiene, hemos recibido varias preguntas por parte de los usuarios con respecto a la eficacia de un canal de comunicación en comparación con otros. Si bien es útil pensar en las ventajas y desventajas de cada medio, no hay una respuesta universal a estas preguntas. El alcance de cualquier canal de comunicación variará según el contexto y es necesario mapear los potenciales canales de comunicación debidamente. Por ejemplo: en un estudio hecho en Bazar de Cox (Bangladés), se halló que había diferencias considerables entre los grupos de refugiados y las comunidades de acogida en términos de cuán probable era que ciertas fuentes de información les parecieran confiables. Esta información se usó para decidir cuál sería la selección de canales de comunicación en ambos entornos. Por último, es importante recordar que el canal de comunicación en sí no puede cambiar los hábitos de lavado de manos. El contenido y la estructuración correcta de los mensajes son los impulsores del cambio más importantes, en particular cuando se basan en conocimientos conductuales.


Acción clave para mejorar los programas: Mapee todas las formas en que podría vincularse con la población y seleccione un conjunto de canales de comunicación que permitan llegar eficazmente a la población y que se puedan usar de una forma aceptable, creíble y persuasiva.


Diseñar programas eficaces

Lección 5: El diseño sistemático de programas, en base a la teoría conductual, sigue siendo posible durante los brotes epidémicos

En los primeros días de la pandemia, había muchísima presión para que los gobiernos y las organizaciones actuaran inmediatamente. Esta presión hizo que, en general, las organizaciones comprometieran etapas clave del proceso de diseño de programas, situación que se ha observado en brotes anteriores. En retrospectiva, esta "urgencia para actuar" percibida solía ser parcialmente autoimpuesta y no siempre reflejaba la epidemiología emergente ni la viabilidad de hacer un cambio eficaz de los hábitos de higiene a escala. Los estudios de casos de nuestro Hub de Higiene han destacado que las acciones concretas se demoraron mucho más que lo que los actores de la respuesta previeron, en general debido a demoras administrativas o financieras.

Para superar estos obstáculos, observamos que muchos actores tomaron un enfoque por etapas en el diseño de sus programas. Por ejemplo: Wash’Em lanzó una lista de 5 actividades de promoción del lavado de manos fáciles de implementar durante la primera etapa de la respuesta a la pandemia y, una vez que la implementación estaba en curso, recomendaron usar herramientas de evaluación rápida para contextualizar y adaptar más el programa.

Imágenes: Oxfam usó el enfoque Wash’Em en las Filipinas para entender las motivaciones relacionadas con los hábitos de lavado de manos. El trabajo de Wash’Em realizado fue parte de un proyecto financiado por Unilever/DFID y ejecutado por Oxfam, en alianza con la organización Philippine Rural Reconstruction (PRRM) Movement para Sámar Oriental en las Bisayas, Initiatives for Dialogue and Empowerment through Alternative Legal Services (IDEALS) y United Youth of the Philippines-Women (UNYPHIL-Women) en Mindanao.

Aunque aplicar un proceso sistemático para entender los hábitos de lavado de manos puede llevar tiempo y recursos humanos, no tiene que ser algo complejo. Normalmente, es una inversión que vale la pena, porque los programas finales tienen mayor probabilidad de ser eficaces y aceptables. Los marcos y teorías existentes pueden ayudar. Habitualmente, estos suelen aportar herramientas que permiten que los profesionales evalúen una serie de determinantes que influyen en los hábitos, en lugar de hacer suposiciones sobre qué factores sean probablemente más influyentes. Muchos marcos también describen técnicas de cambio de hábitos que pueden ayudar a los profesionales a convertir sus conocimientos sobre los hábitos en actividades que aborden las barreras o los activadores del lavado de manos.

Por ejemplo: RANAS Ltd., ACNUR, World Vision y la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) aplicaron el enfoque RANAS en sus programas de respuesta en un campo de refugiados de Zimbabue. Las evaluaciones cualitativas y cuantitativas llevaron varios meses cuando se hicieron junto a otras actividades, pero finalmente dieron por resultado conocimientos prácticos sobre el comportamiento y un programa innovador adaptado al contexto.

Imagen: Un trabajador de campo de World Vision hace una entrevista RANAS sobre hábitos de lavado de manos.


Acción clave para mejorar los programas: Use un marco de cambio de hábitos para guiar cada etapa del diseño de su programa. Así reducirá al mínimo los sesgos preconcebidos y podrá crear actividades innovadoras adaptadas al contexto.


Lección 6: Desde el principio, planifique cómo se dirigirá a los grupos vulnerables y se vinculará con ellos

Reducir el impacto de la COVID-19 requiere que todos adopten medidas de prevención. Sin embargo, los grupos que corren riesgo de sufrir un caso grave de COVID-19 son muy distintos de los destinatarios típicos de nuestros programas para enfermedades diarreicas (los niños menores de 5 años y sus padres). Por lo tanto, hemos necesitado mejorar nuestra capacidad de vincularnos con grupos que tienen riesgo clínico (p. ej.: personas adultas mayores y personas con enfermedades preexistentes) e identificar a los grupos que tienen un riesgo alto de exposición al virus por su trabajo o el lugar donde viven (p. ej.: las personas que viven en asentamientos informales, lugares similares a los campamentos, cárceles y residencias geriátricas; las personas que trabajan en salud, transporte público o prestación de servicios). La pandemia de COVID-19 también nos recordó que las desigualdades sociales implican que muchas personas son desproporcionadamente vulnerables a los impactos secundarios de la enfermedad (p. ej.: las personas que trabajan en sectores informales de la economía, las personas que viven en regiones afectadas por crisis o los grupos que tienen movilidad socioeconómica limitada). Para cambiar el comportamiento de estos grupos diversos, necesitamos aprender de organizaciones que representen a grupos vulnerables, hacer que los programas sean inclusivos desde el inicio y usar los medios de forma creativa.

Durante las primeras etapas de la respuesta, se hizo hincapié en llegar a todos, predominantemente a través de los medios masivos o las redes sociales. Sin embargo, ahora reconocemos que estos enfoques generales para la prevención de la COVID-19 y la promoción de la higiene no están llegando a ciertos subgrupos de la población. La mayor utilización de la tecnología puede excluir fácilmente a ciertos grupos. Por ejemplo: en el mundo, el acceso a telefonía celular es más bajo entre las mujeres, las personas con discapacidad, las personas adultas mayores que viven en zonas rurales. Para llegar eficazmente a esos grupos, muchas organizaciones están trabajando a través de grupos de interés clave de la comunidad y construyendo redes locales de apoyo. WaterAid adoptó un enfoque sistemático para pensar en la inclusión en sus programas de respuesta. A comienzos de la pandemia, la organización elaboró una lista simple de qué cosas hacer y no hacer para garantizar que se incorporara la inclusión en los programas de respuesta a la COVID-19. Luego, WaterAid usó sus materiales de comunicación sobre la COVID-19 para asegurarse de que la información fuera accesible para todos, para cuestionar los estereotipos de género y para normalizar el papel que tienen las personas con discapacidad en la sociedad.

Imagen: Captura de un anuncio publicitario de TV creado por WaterAid Ethiopia que incluye a una intérprete de señas.

Imagen: Esta captura es parte del programa estándar de promoción de lavado de manos de WaterAid e incluye caracterizaciones de personas con discapacidad y personas adultas mayores que se lavan las manos.


Acción clave para mejorar los programas: Identifique a quién intenta llegar su programa y divida a ese grupo de personas en subgrupos si fuera necesario. Trabaje con grupos vulnerables para diseñar programas que puedan beneficiarlos por igual.


Lección 7: Desde el principio, elabore una estrategia de monitoreo y evaluación

A medida que abandonábamos la fase grave de la respuesta a la COVID-19, el Hub de Higiene recibió un aluvión de preguntas sobre cómo medir eficazmente el comportamiento de lavado de manos y el impacto de los programas de cambio de hábitos de higiene. El comportamiento de lavado de manos es notoriamente difícil de medir y la pandemia de COVID-19 ha hecho que sea incluso más dificultoso. Por ejemplo: en la mayoría de los entornos, ya no era seguro implementar algunas de nuestras medidas más confiables, como la observación domiciliaria. Además, ya no nos interesaba medir el comportamiento de lavado de manos solo en las casas, sino también en lugares públicos.

Para superar este obstáculo, a muchas organizaciones les ha resultado útil articular por completo la teoría del cambio subyacente a la intervención y evaluar el progreso en función a esta teoría mediante una serie de métodos cualitativos y cuantitativos.

Muchas organizaciones también han tenido curvas de aprendizaje pronunciadas al pasar a métodos de recolección remota de datos (como las entrevistas o encuestas telefónicas), dado que incluso implementar procesos de recolección remota de datos llevó tiempo. Por ejemplo: para las encuestas telefónicas remotas, las organizaciones tuvieron que invertir tiempo en recolectar números telefónicos de las comunidades destinatarias antes de poder comenzar con las tareas de recolección de datos. Habitualmente, este proceso generó sesgos en el muestreo y excluyó a algunos grupos. Las organizaciones informaron que aprender de las comunidades a distancia fue mucho más dificultoso que en las interacciones cara a cara: fue mucho más difícil generar rapport con los participantes en llamadas telefónicas cortas. Posteriormente, los actores informaron que hubo tasas de respuesta bajas y muchos interrumpieron las encuestas debido a problemas de conexión y limitada cantidad de crédito telefónico y electricidad.

Para compensar estas dificultades, muchas organizaciones están usando múltiples métodos de recolección de datos. En particular, hemos visto a diversas organizaciones que hacen observaciones en instalaciones públicas de lavado de manos construidas recientemente. Por ejemplo: en Indonesia, UNICEF apoyó al gobierno en la implementación de un sistema nacional de monitoreo a fin de entender los comportamientos en tiempo real. UNICEF está trabajando con una red de 30.000 monitoreadores voluntarios que registran el comportamiento de lavado de manos en lugares públicos durante un período de 10 minutos.


Acción clave para mejorar los programas: Elabore una teoría del cambio que describa cómo anticipa que cambiarán los hábitos debido a la implementación de su programa. Desarrolle indicadores en esta teoría del cambio para entender si se logró el impacto buscado y por qué.


Lección 8: Es necesario adaptar los programas continuamente

El desarrollo de programas durante la pandemia ha sido, en gran medida, una historia de adaptación. Hemos visto muchos programas de salud existentes cambiar y hacer ajustes para ser más sensibles a la COVID-19. Por ejemplo: en uno de nuestros estudios de casos del Hub de Higiene, se explica de qué forma la Campaña Nacional de Saneamiento de Tanzania pudo aprovechar su alcance y la capacidad de los equipos locales para incorporar rápidamente mensajes de prevención de la COVID-19. El Hub de Higiene también ha apoyado a actores de diversos otros sectores (p. ej.: prevención del tracoma, programas de nutrición y provisión de servicios educativos) y ha aprendido de ellos en su cambio para que los programas sean más sensibles a la COVID-19.

Imágenes: Publicaciones en redes sociales de la campaña realizada en Tanzania. Para promover la unidad y la acción, se muestra a personas comunes, como conductores de tuk-tuks (izquierda), y a celebridades, como Sylvia Mkomwa (derecha), finalista de la competencia Miss Universo Tanzania 2017. La forma en "U" simboliza a dos personas que se paran a cierta distancia (distanciamiento físico) pero están unidas en el esfuerzo colaborativo de luchar contra el virus.

Los programas han debido adaptarse conforme a las dinámicas cambiantes de transmisión, las guías nacionales, los nuevos datos científicos y las perspectivas locales cambiantes. Si bien la situación cambiante fácilmente podría haber llevado a una elaboración caótica de programas, hemos visto que muchas organizaciones adoptaron un proceso sistemático para evaluar los riesgos y adaptar programas en respuesta (p. ej.: adaptando la implementación de los programas si se incrementaba la tasa de contagio). Las organizaciones también tuvieron que establecer mecanismos nuevos para aprender continuamente y recibir comentarios de las comunidades. Estos comentarios en tiempo real permitieron adaptar los programas para abordar las percepciones emergentes de la comunidad.

Imágenes: Action Contre la Faim puso en marcha diversos mecanismos para garantizar el aprendizaje continuo gracias a las comunidades. En Irak y en Jordania, la organización usó llamadas telefónicas para comunicarse con la población destinataria. La imagen de la izquierda muestra a Zeina Algharaibeh en ACF Jordania, que está escuchando las opiniones de la población a través del servicio telefónico. En Sierra Leona (derecha), hicieron sesiones presenciales de preguntas y respuestas con distancia física para abordar preocupaciones comunes y la información errónea.

Por último, la pandemia ha hecho que todos nos adaptemos, a nivel organizativo e individual. La mayoría de los actores de la respuesta se han visto tan afectados por la pandemia como los grupos a los cuales buscan ayudar. Las organizaciones han tenido que implementar medidas para mantener la seguridad y el bienestar de su personal y, al mismo tiempo, ser flexibles en las formas de trabajo para contemplar el hecho de que, en un determinado momento, diversos miembros del personal podrían enfermarse o contagiarse COVID-19 y podrían tener que aislarse. Reemplazar a miembros del personal, incluso de forma temporaria, podría forzar a las organizaciones a adaptar sus programas, a veces casi sin previo aviso.


Acción clave para mejorar los programas: Planifique la adaptación conversando periódicamente sobre su programa con la comunidad, los grupos de interés y el personal implementador, y adaptando debidamente las actividades.


Fortalecer el sector de higiene

Lección 9: Se necesitan nuevas formas de colaboración para acoger y mantener la participación de nuevos actores

La pandemia de COVID-19 es de una escala sin precedentes. Responder de manera eficaz habría sido claramente demasiado para cualquier gobierno u organización. En cambio, hemos visto que muchos actores nuevos se involucraron en la promoción del lavado de manos o le han dado mucha más prioridad. A medida que se suman nuevos actores, es importante trabajar activamente para reducir al mínimo la duplicación de esfuerzos. Las organizaciones con muchos años de experiencia en higiene deben acoger a los nuevos en el sector y compartir aprendizajes con ellos. Por ejemplo: en algunos países, hemos visto que las organizaciones extendieron sus sesiones de capacitación y desarrollo de capacidades al personal de otras organizaciones de la región, cuando normalmente habrían sido solo para el personal propio. Este tipo de colaboración ayudará a los actores nuevos a evitar errores típicos.

En muchos países, el sector privado también ha tenido un papel fundamental en la respuesta. Por ejemplo: Unilever ha trabajado con el Departamento del Reino Unido para el Desarrollo Internacional y el Ministerio de Relaciones Exteriores y Asuntos del Commonwealth (FCDO) para brindar £100 millones en financiación a una red de organizaciones de respuesta.

Asimismo, es importante que las organizaciones que trabajan en higiene no se queden estancadas en una "burbuja conductual". Durante los brotes epidémicos, rara vez el lavado de manos es una preocupación principal de los grupos destinatarios. En efecto, se prevé que, en los países de ingresos bajos y medios, es posible que el saldo de impactos socioeconómicos y de salud sea mayor que el saldo de la enfermedad en sí. Superar esta situación requiere que trabajemos estrechamente con colegas en temas de medios de subsistencia, protección, educación, salud mental y nutrición. Por ejemplo: el equipo de higiene de la OIM en Etiopía trabajó con sus colegas de Salud Mental y Asistencia Psicosocial (MHPSS) y con artistas locales para crear un libro para colorear sobre la COVID-19 para niños que tratara temas de salud mental e higiene.

Imagen: Tapa frontal del libro para colorear sobre salud mental e higiene creado por la OIM en Etiopía.

En varios países, también hemos visto organizaciones que trabajan con las comunidades para montar empresas de fabricación de jabón, algo que puede ayudar a la subsistencia y satisfacer las necesidades locales de higiene. Una mejora en higiene exige acceso igualitario al agua para todos y, en muchos países, esto ha impulsado a los actores de higiene a trabajar con los gobiernos y proveedores de agua para eximir a las personas del pago de las facturas de agua y dar subsidios durante la pandemia.

A nivel nacional, hemos visto que surgieron mecanismos nuevos para coordinar las acciones de higiene. En algunos casos, esto ha caído dentro del mandato de los grupos de trabajo sobre comunicación de riesgos y vinculación comunitaria recientemente establecidos. En entornos afectados por crisis, se están estableciendo o consolidando los grupos de trabajo de higiene del Global WASH Cluster. La organización Global Handwashing Partnership ha elaborado una guía sobre la creación de alianzas nacionales o subnacionales de lavado de manos. El trabajo remoto ha permitido, en realidad, que haya un grupo más diverso de grupos de interés en el ámbito de la higiene que contribuya con estas reuniones de coordinación, dado que quienes solían estar separados geográficamente ahora solo están a un llamado de distancia.

En un principio, muchos de estos mecanismos de coordinación se centraron en estandarizar los mensajes en las primeras etapas de la respuesta. Ahora vemos que los mecanismos de coordinación cambian de marcha, revisan sus estrategias y hacen más hincapié en apoyar el cambio de hábitos de higiene sostenible y a largo plazo.

Pareciera que los mecanismos de coordinación funcionan mejor cuando hay liderazgo eficaz, confianza entre los socios e intercambio periódico de información oportuna. Por ejemplo: en Nigeria, la coordinación de grupos de trabajo sobre comunicación de riesgos y vinculación comunitaria estuvo liderada por el Grupo de Tareas Presidencial de Nigeria, que usó encuestas semanales para conseguir información sobre qué mensajes estaban llegando a los ciudadanos, cuán eficaces eran para cambiar el comportamiento e identificar preocupaciones y problemas que surgieran de la población.


Acción clave para mejorar los programas: Los mecanismos de coordinación deberían tener una estrategia clara (basada en el cambio de hábitos), liderazgo eficaz y formas acordadas de compartir y colaborar entre socios.


Lección 10: Sea más eficaz al aprender, compartir y promover los cambios a largo plazo

Desde abril de 2020, el equipo técnico del Hub de Higiene ha aprendido muchísimo de todos sus usuarios. Hemos sido capaces de promover el aprendizaje mutuo entre organizaciones y gobiernos. Por ejemplo: en el transcurso de dos semanas, nos contactaron cuatro organizaciones en relación con la promoción de la higiene y la transmisión de mensajes de COVID-19 en las escuelas. Fuimos capaces de conectar a estas organizaciones para que pudieran examinar los materiales de la otra organización y aprender mutuamente. Asimismo, hemos estado trabajando con los gobiernos y socios locales en Sudán y Etiopía para desarrollar enfoques dirigidos para proteger a las personas de alto riesgo. Esta experiencia nos permitió trazar paralelismos entre los desafíos y las oportunidades en ambos entornos e influenciar más eficazmente las estrategias nacionales.

Recientemente, hemos visto un cambio de mentalidad en el sector. Ahora, los gobiernos y las organizaciones están centrándose en cómo podemos canalizar el impulso actual en torno a la higiene hacia un cambio sostenible a largo plazo. El progreso en esa dirección está siendo impulsado por la iniciativa "Higiene de manos para todos" de la OMS y UNICEF, de la cual el Hub de Higiene es un socio principal. La iniciativa establece planes para apoyar a los países a medida que responden a la pandemia de COVID-19, mientras que también fija una hoja de ruta nacional sobre la higiene para reconstruir y reimaginar el estado de la higiene de manos en el futuro.

Una de las funciones del Hub de Higiene dentro de la iniciativa "Higiene de manos para todos" es continuar compartiendo estudios de casos sobre promoción eficaz de la higiene. También haremos una revisión integral de las pruebas científicas en torno a todos los aspectos de la higiene de manos para identificar brechas de conocimientos y comenzar a formular una agenda de investigación para el sector.

Una síntesis de datos científicos puede ser una herramienta fundamental para fomentar el cambio a largo plazo. Por ejemplo: en Zambia, GRID3 ha estado trabajando con el gobierno y los socios implementadores para desarrollar un tablero de factores de riesgo mapeados geoespacialmente y de acciones de respuesta. La organización ha estado trabajando con representantes del gobierno local para usar los datos con el propósito de fomentar un cambio.

Imagen: El trabajo de GRID3 para mapear geoespacialmente los riesgos asociados al WASH en Zambia está contribuyendo a mejorar la planificación y las políticas.

En Sudáfrica, los esfuerzos de promoción prepandemia realizados por diversos actores han llevado a que el gobierno adoptara una estrategia de cambio de hábitos de higiene de manos para 2016-2020. Cuando llegó la pandemia, los principios de esta estrategia tuvieron un papel fundamental en el posicionamiento de la higiene de manos como una parte principal de la respuesta nacional a la COVID-19. Ahora, los socios locales están trabajando para desarrollar la próxima estrategia que se construirá sobre la base de las limitaciones de la estrategia anterior y el momento actual en torno de la higiene de manos.


Acción clave para mejorar los programas: Incorpore la generación de datos científicos a todos los programas y comparta los éxitos y fracasos. Use esta comprensión potenciada de la higiene y el cambio de hábitos para promover e impulsar los cambios.


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Este documento fue redactado por Sian White (LSHTM), que coordina el Equipo de Respuesta del Hub de Higiene. Las siguientes personas han hecho un valioso aporte: Robert Dreibelbis (LSHTM), Peter Winch (Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health), Katie Greenland (LSHTM), Claire Collin (LSHTM), Yolisa Nalule (LSHTM), Jenala Chipungu (Centre for Infectious Disease Research, Zambia), Joanna Esteves Mills (Hygiene for All initiative, UNICEF), Bruce Gordon (WHO), Kondwani Chidziwisano (University of Malawi / WASHTED), Foyeke Tolani (Oxfam) Astrid Hasund Thorseth (LSHTM), Ana Hoepfner (CAWST), Alexandra Czerniewska (LSHTM) y Sarah Bick (LSHTM).

Artículo publicado en el Día Mundial del Lavado de Manos, 15 de octubre de 2020.

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