Se cree que las tuberías defectuosas y un sistema de ventilación de aire mal diseñado fueron factores que contribuyeron con un brote epidémico del síndrome respiratorio agudo grave (SARS) en 2003. El sistema permitió que el virus, SARS-CoV-1, se aerosolizara en la materia fecal e ingresara a varios departamentos por medio de desagües de baños que funcionaban incorrectamente (informe de la OMS). Dado que el SARS-CoV-2 está estrechamente relacionado con el SARS-CoV-1, hay preocupación de que la COVID-19 se podría transmitir de la misma forma. Las heces podrían aerosolizarse o liberarse al aire en forma de gotitas como consecuencia del vaciado mecánico de los sistemas de saneamiento in situ o al descargar un inodoro. La transmisión mediante heces aerosolizadas es posible pero poco probable en base a los datos actuales sobre frecuencia de aparición y supervivencia del SARS-CoV-2 en las heces.
La OMS recomienda descargar los inodoros con la tapa baja, en particular en centros de salud que tratan a pacientes, y tener tuberías y sistemas estándar de tratamiento de aguas residuales bien mantenidos. Los sistemas de tuberías deberían incluir desagües de baño sellados y válvulas antirretorno en los rociadores y grifos para evitar que la materia fecal aerosolizada ingrese al sistema de tuberías o ventilación.
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Notas sobre revisión académica
Redactado por: Jackie Knee
Revisado por: Tom Heath, Robert Dreibelbis, Oliver Cumming, Karin Gallandat, Kate Medlicott
Última actualización: 13/08/2020