El lavado de manos no es posible sin instalaciones básicas: en general, agua, jabón y un balde o jarra, como mínimo. No es de extrañar que tener acceso a estaciones de lavado de manos deseables y convenientes con agua y jabón sea uno de los factores más importantes que determinan los hábitos de lavado de manos. Las instalaciones de lavado de manos contribuyen con el cambio de hábitos ya que:
Desencadenan el comportamiento: Las instalaciones de lavado de manos pueden servir como recordatorios visuales o "empujoncitos" para lavarse las manos. Por eso es tan importante que las estaciones de lavado de manos estén ubicadas en el lugar donde debería ocurrir el lavado de manos, p. ej.: fuera del inodoro, junto a zonas donde se elaboran alimentos, en la entrada al regresar a casa.
Hacen que lavarse las manos sea fácil: En comparación con métodos básicos, como el uso de un balde o una taza, las instalaciones de lavado de manos que están ubicadas en un lugar conveniente y son fáciles de usar hacen que sea más sencillo mantener la higiene en momentos críticos. En parte, eso se debe a que permiten que estén todos los "ingredientes" fundamentales, como el agua y el jabón, listos para usar en un solo lugar, sin tener que sostenerlos al lavarse las manos. Además, se cree que las instalaciones de lavado de manos ahorran agua, porque habitualmente controlan la cantidad de agua que se usa.
Hacen que lavarse las manos sea agradable: Es más probable que las personas pongan en práctica hábitos que brindan una "recompensa" al instante. En el caso del lavado de manos, esta recompensa podría ser que las manos huelan bien o se sientan suaves o que las instalaciones sean divertidas de usar o que haya algún otro beneficio, p. ej.: un espejo donde mirarse. Estas recompensas instantáneas son más potentes que los potenciales (pero no garantizados) beneficios de salud a largo/mediano plazo en los que hace hincapié la promoción de la higiene.
Ayudan a generar hábitos: Una vez que las personas empiezan a lavarse las manos (porque es conveniente, fácil y agradable), contar con buenas instalaciones ayuda a que el lavado de manos se transforme en algo automático o habitual porque hay un lugar donde las personas pueden repetir una serie de acciones una y otra vez. Sin embargo, se debe tener en cuenta que estos hábitos pueden verse fácilmente interrumpidos si no se reparan con rapidez las roturas, si no se repone jabón habitualmente o si se mueve la estación de lavado de manos.
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Redactado por: Alexandra Czerniewska
Revisado por: Jamie Myers, Janita Bartell, Astrid Hasund Thorseth, Sheillah Simiyu
Última actualización: 02/03/2021