Hay varios motivos por los cuales quizás sea más difícil implementar programas de prevención de la COVID-19 en zonas rurales:

Acceso a las instalaciones de lavado de manos con agua y jabón: En las zonas rurales, suele ser deficiente el acceso a las instalaciones de lavado de manos en el hogar y en centros sanitarios, escuelas, lugares de trabajo y lugares públicos. Se calcula que un 45% de la población rural mundial carece de acceso a instalaciones básicas de lavado de manos con agua y jabón en casa; esta disparidad se incrementa aun más hasta 81% en países de ingresos bajos. En la siguiente imagen, se muestra la disparidad en la disponibilidad de instalaciones de lavado de manos en contextos rurales y urbanos en diversos países.

La población urbana también tiene mucha mayor probabilidad que la población rural de tener jabón disponible en el hogar, como se muestra en la siguiente imagen. La disponibilidad reducida de jabón e instalaciones de lavado de manos exige que las iniciativas de respuesta a la COVID-19 hagan una fuerte inversión en productos e infraestructura para posibilitar las buenas prácticas.

Acceso confiable al agua: Es fundamental para garantizar que el lavado de manos y la limpieza se realicen correctamente. En zonas rurales, el acceso al suministro básico de agua es menor que en las zonas urbanas, puesto que un 81% de la población tiene acceso a un suministro básico de agua en zonas rurales, en comparación a un 97% en zonas urbanas. Solo un 60% de las personas que viven en zonas rurales tienen acceso a un suministro de agua en el lugar (comparado con un 87% en zonas urbanas). También hay menos disponibilidad de agua cuando se la necesita en zonas rurales (solo un 74% de las personas que viven en zonas rurales tienen agua disponible cuando la necesitan, comparado con un 88% en zonas urbanas). La disponibilidad de agua en zonas rurales puede verse más limitada por el suministro poco confiable debido al funcionamiento deficiente de los puntos de suministro de agua y la cantidad variable de agua. Los suministros de agua poco confiables pueden incrementar el riesgo de transmisión porque reducen la cantidad de agua disponible para el lavado de manos e incrementan el tiempo de espera mientras se hace fila para conseguir agua. Es probable que la disponibilidad de agua varíe con el tiempo y sea más limitada en una estación seca larga o después de fenómenos meteorológicos extremos. Estos fenómenos continúan dándose durante la pandemia de COVID-19 y suelen afectar gravemente a la población rural. Por ejemplo, en Bangladés, después de que el ciclón Amphan arrasara en mayo de 2020, se dañaron los suministros de agua, lo cual restringió aun más el acceso al agua segura. Las inundaciones que ocurrieron en la misma región en julio de 2020 también redujeron el acceso al agua segura. También sabemos que los suministros de agua poco confiables han generado dificultades durante otros brotes epidémicos. Por ejemplo: en una región propensa al cólera en la República Democrática del Congo, la disponibilidad irregular de agua provocó un aumento en la transmisión del cólera. Es posible que las restricciones a la circulación tengan un impacto más grave en la capacidad de la población rural de recolectar agua de puntos de suministro comunitarios. Asimismo, el acceso al agua también puede ser una fuente potencial de transmisión si no se respeta el distanciamiento físico en los puntos de suministro de agua comunitarios.

Nivel de alfabetización inferior: Es posible que las personas de zonas rurales tengan acceso reducido a la educación formal y, en consecuencia, la tasa de alfabetización sea inferior, lo cual implica que los mensajes o materiales impresos sobre la COVID-19 serán menos apropiados para este tipo de público.

Acceso reducido a los canales de comunicación: Históricamente, las personas que viven en zonas rurales han tenido menos oportunidades de acceder a los medios masivos, como la televisión y la radio. Esta situación se debe a zonas con cobertura problemática, factores económicos y el acceso a la tecnología. Sin embargo, hay indicios de que esta situación está cambiando en toda África y Asia y cada vez más personas están logrando acceder a los medios masivos. La radio, en particular, hoy tiene más capacidad de llegar a las personas de las zonas rurales del África subsahariana. Asimismo, las personas de zonas rurales tienen menos probabilidad de acceder a teléfonos móviles e Internet y esto puede restringir la comunicación con la población en este momento. Dadas estas dificultades, una de las formas más comunes de vincularse con la población rural en las actividades de promoción de la salud pública ha sido organizar reuniones o encuentros comunitarios. Sin embargo, hacer esto hoy en día supone un riesgo de incremento de la transmisión de la COVID-19.

Percepción del riesgo: Dado que los casos de COVID-19 suelen originarse en las zonas urbanas y que, en consecuencia, los titulares de las noticias y las actividades de respuesta se centran típicamente en la situación de la COVID-19 en zonas urbanas, es posible que las poblaciones rurales consideren que no corren riesgo de contraer la COVID-19. En las zonas rurales, tal vez sea útil identificar oportunidades para compartir las historias y las experiencias de las personas de la zona que tuvieron la enfermedad para que la población rural se dé cuenta de que también corre riesgo.

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Notas sobre revision académica
Redactado por: Katrina Charles, Li Ann Ong y Robert Hope
Revisado por: Balwant Godara, Peter Winch, Kondwani Chidzwizisano, Boluwatito Awe
Última actualización: 04/08/2020