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Coordinación y gestión de la información durante la pandemia de COVID-19
Coordinación y gestión de la información durante la pandemia de COVID-19

Lecciones aprendidas y recomendaciones para moldear la respuesta a brotes epidémicos futuros

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Escrito por Sian White
Actualizado hace más de una semana

Acerca de este resumen

En este documento, se resumen las lecciones aprendidas sobre coordinación y gestión de la información durante la pandemia de COVID-19. Aquí describimos de qué manera se adaptaron a la pandemia los mecanismos existentes y cómo surgieron mecanismos nuevos para satisfacer necesidades nuevas. También describimos patrones de coordinación y gestión de la información que hubo en todas las fases del ciclo del programa. Damos recomendaciones prácticas para que sirvan como guía en la coordinación y la gestión de la información a corto plazo, en respuesta a la COVID-19, e ideas sobre cómo mejorar la coordinación y la gestión de la información para apoyar respuestas futuras a brotes epidémicos. Las lecciones que compartimos en este resumen provienen del trabajo hecho por el Hub de Higiene para la COVID-19. Estas reflexiones surgieron de:

Este documento se diseñó principalmente para personas que participan de plataformas de coordinación en el sector del agua, higiene y saneamiento (WASH). También es pertinente para otros desarrolladores de programas, investigadores, elaboradores de políticas y financiadores que han participado en programas de prevención de la COVID-19. Aquí nos referimos a este grupo de personas y organizadores con el término "actores de la respuesta".

¿Qué es la coordinación y la gestión de la información y cómo se suelen llevar a cabo estas tareas durante los brotes epidémicos?

A los fines de este documento, se entiende por "coordinación" el proceso que apoya a la prestación de servicios y la elaboración de programas de prevención durante brotes epidémicos. Estas tareas se suelen llevar adelante mediante el establecimiento de una plataforma que les permita a los actores de la respuesta estar en contacto y colaborar para:

  • evaluar necesidades;

  • priorizar acciones y fijar objetivos en común;

  • alinear el trabajo con las estrategias generales gubernamentales o mundiales;

  • identificar respuestas adecuadas;

  • compartir asistencia y asesoramiento técnicos;

  • movilizar recursos y capacidades;

  • compartir información relevante para los programas; y

  • reducir al mínimo la duplicación de esfuerzos.

La gestión de la información es un componente fundamental de la coordinación eficaz. Si bien gestionar la información siempre es importante para que un programa sea eficaz, reviste particular importancia durante la respuesta a brotes epidémicos debido al gran volumen de información que cambia con frecuencia, lo cual podría incluir recomendaciones técnicas sobre la COVID-19 y datos específicos para el contexto sobre necesidades relativas a la COVID-19, medidas de respuesta y brechas. Durante la pandemia de COVID-19, a este fenómeno se lo conoció con el nombre de "infodemia", como lo manifestó el Director General de la ONU. El diseño de programas de respuesta eficaces requiere que la información fluya de manera fluida para permitir que se utilice eficientemente. Los sistemas de gestión de la información deben hacer que a los actores de la respuesta les resulte fácil estar al tanto de qué información está disponible, poder acceder a ella oportunamente y comprender qué relevancia tiene para sus programas.

Idealmente, la coordinación y la gestión de la información durante los brotes epidémicos debería estar dirigida por gobiernos nacionales o subnacionales. Sin embargo, en países donde los brotes epidémicos o las crisis humanitarias son más comunes, se puede activar el enfoque de gestión por grupos temáticos o sectoriales para apoyar las tareas de coordinación en la respuesta a emergencias (véase la imagen 1). Los grupos temáticos se establecen como parte de una respuesta internacional ante una emergencia, en base a un análisis de las necesidades humanitarias y la capacidad de coordinación en el terreno, y en consulta con socios nacionales. En otros entornos, se suelen crear mecanismos de coordinación nuevos en respuesta a brotes epidémicos y, típicamente, se alinean con los pilares de la OMS de acción de respuesta (la imagen 2 muestra los pilares de la OMS correspondientes a la respuesta a la COVID-19). Las organizaciones que participan en programas de agua, saneamiento e higiene, comunicación sobre el riesgo de las enfermedades, vinculación comunitaria y diseño de programas de cambio de hábitos pueden ser parte de cualquiera de estos sistemas, entre ellos sistemas que apoyen directamente a los gobiernos, la plataforma nacional de coordinación humanitaria en materia de WASH y las plataformas de comunicación de riesgos y vinculación comunitaria. Los brotes epidémicos también podrían volver a centrar la atención en temas específicos o dificultades dilatadas (p. ej.: la higiene de manos), lo cual hace que surjan grupos de interés que colaboran e impulsan las acciones en determinados temas. La naturaleza global de la COVID-19 también ha puesto de manifiesto la necesidad de estar mejor preparados ante futuros brotes epidémicos, y han surgido iniciativas como el Centro de Información de la OMS sobre Pandemias y Epidemias para catalizar las acciones al respecto.

¿Cómo se llevó a cabo la coordinación durante la pandemia?

La magnitud inusitada de la pandemia requirió coordinación a una escala sin precedentes. Además, la coordinación tuvo que llevarse a cabo entre un conjunto mucho más diverso de actores nacionales, regionales y mundiales, muchos de los cuales eran nuevos en este tipo de labor. A continuación, describimos algunas dificultades comunes o patrones en la coordinación durante la pandemia. También identificamos oportunidades para mejorar la práctica a corto y largo plazo.

Proliferación de actores de respuesta

Para hacer frente a la magnitud de necesidades, se involucraron muchos tipos nuevos de actores en el diseño de programas de prevención. En particular, hubo una participación mayor del sector privado y de organizaciones que habían estado trabajando en otros sectores antes de la pandemia, pero decidieron actuar en respuesta a las circunstancias y contribuir con las tareas de prevención de la COVID-19. También hubo más iniciativas para participar en la coordinación durante la pandemia, porque los datos científicos y las directrices cambiaban con frecuencia, con lo cual se tornó imposible para cualquier organización tener conocimiento especializado en todas las disciplinas relevantes o apoyar el diseño de programas en la escala necesaria. Otros factores que influyeron en la predisposición a participar en la coordinación fueron que, con frecuencia, se precisaron alianzas para conseguir financiación y que contrarrestar la información errónea sobre la COVID-19 a menudo requirió que los actores de la respuesta se pronunciaran en la misma sintonía. A medida que se sumaron nuevos actores, fue necesario conectarlos con mecanismos de coordinación y asegurarse de que aprovecharan la experiencia previa de otros actores. Sin embargo, los actores de la respuesta a la COVID-19 reflejaron que hubo una tendencia a "reinventar la rueda" y que se podría haber hecho más para compartir las lecciones sobre qué cosas funcionaron o no, a fin de facilitar la coordinación durante emergencias de salud pública anteriores, como los brotes de ébola y cólera.

Nuevas oportunidades:

  1. Maximizar el aprendizaje previo y la experiencia: las plataformas de coordinación que tuvieron éxito durante la pandemia a menudo dependieron mucho de la experiencia de quienes las dirigían. En lugar de depender de personas, sería beneficioso establecer mecanismos formales para compartir esta experiencia y que haya mecanismos de coordinación para aprender unos de otros, en particular en términos de abordar fracasos anteriores para no repetirlos. El aumento del intercambio rutinario podría facilitarse mediante reuniones regionales de coordinación y sistemas de tutoría.

  2. Zanjar brechas entre la respuesta a brotes epidémicos, la recuperación y el desarrollo de resiliencia: históricamente, ha habido una división entre actores que participan en la respuesta humanitaria o respuesta a brotes epidémicos y quienes se centran las actividades de desarrollo a largo plazo. La coordinación durante la pandemia ha unido a los actores del sector humanitario y del sector de desarrollo, algo reconocido como una dificultad en el pasado. Las plataformas humanitarias y de coordinación centradas en la pandemia deberían aprovechar al máximo esta situación, extendiendo la invitación a los socios de desarrollo a que contribuyan a su labor y elaborando planes estratégicos respecto del modo en que respuestas futuras pueden incluir a los socios de desarrollo y apoyar la transición entre la crisis, la recuperación y el desarrollo de resiliencia. Al mismo tiempo, se debería alentar a los actores del desarrollo a que planifiquen para crisis o brotes epidémicos futuros, a que generen flexibilidad para permitir una acción reactiva y a que actúen de forma integrada y alineada.

Multiplicación de plataformas de coordinación

Cada país instauró una constelación ligeramente diferente de mecanismos de coordinación, a menudo con diversos subgrupos de trabajo temáticos interrelacionados (p. ej.: promoción de la higiene, prevención y control de las infecciones, comunicación de riesgos y vinculación comunitaria, equipos de tareas sobre vacunas, etcétera). En los primeros meses de la pandemia, esta situación generó confusión en términos de los procesos de presentación de informes y vínculos entre esos grupos. Con múltiples plataformas de coordinación, se tornó difícil alinear políticas y programas, y hubo duplicación en la toma de decisiones y las acciones programáticas. Dado que los actores de la respuesta en general estaban limitados por el tiempo, optaron por permanecer en las plataformas de coordinación que mejor se ajustaban a sus necesidades. Si bien es algo entendible, la situación implicó que, en algunos lugares, las medidas se volvieron más aisladas y fragmentadas. Por ejemplo: muchos actores de la respuesta reflejaron que había relativamente pocas oportunidades de coordinación entre los grupos sectoriales de WASH y salud, a pesar del solapamiento natural de su labor. En otros casos, los departamentos gubernamentales se vieron abrumados por la pandemia y las estructuras de coordinación nuevas que surgieron. En consecuencia, a menudo no pudieron dirigir ni incluso asistir a todas las reuniones y procesos de coordinación. En los países en los que ocurrió esto, los mecanismos de coordinación corrieron el riesgo de crear sistemas paralelos potencialmente perjudiciales para el gobierno.

Oportunidades relacionadas:

  1. Liderazgo por parte de las autoridades gubernamentales y locales: la pandemia les recordó a muchos actores de la respuesta la importancia de la coordinación liderada por los gobiernos. Para evitar que los esfuerzos de coordinación se hagan en paralelo a los sistemas gubernamentales o se dupliquen en las plataformas de coordinación, hace falta elaborar planes claros de coordinación nacional, toma de decisiones y comunicación antes de brotes epidémicos futuros. Cuando sea posible, estos planes deberían apoyar a los ministerios gubernamentales y los planes estratégicos.

  2. Mapeo intersectorial: en la actualidad, la mayor parte de las plataformas de coordinación pasan por el proceso de mapear qué actores están haciendo qué y en qué zonas (conocido usualmente con el nombre 3/4/5Ws en inglés). Las tareas futuras de coordinación deberían compartir ejercicios de mapeo de este tipo con los actores de la coordinación en otros sectores (p. ej.: salud, educación, protección). Los actores de la coordinación deberían llevar a cabo ejercicios de mapeo de capacidades al principio de la respuesta al brote epidémico y trabajar transversalmente con otros sectores para identificar solapamientos potenciales, definir roles y establecer modos de comunicación continua entre las distintas plataformas de coordinación. Idealmente, eso debería derivar en una planificación y un monitoreo conjuntos y en la derivación de cuestiones entre mecanismos de coordinación para garantizar una respuesta armoniosa y holística.

Trabajo remoto

Muchas plataformas de coordinación existentes dependían de las reuniones presenciales frecuentes para funcionar. Con la llegada de la pandemia, algunas de estas plataformas tuvieron dificultades cuando intentaron adoptar modalidades nuevas de trabajo en línea. Pasar a trabajar de forma remota generó desafíos particulares para ONG locales, autoridades o actores comunitarios. Otros actores de la respuesta informaron que el paso al trabajo a distancia generó que se perdieran conversaciones informales que solía haber antes y después de las reuniones formales de coordinación. En estos intercambios informales es donde solían surgir oportunidades significativas de colaboración.

Oportunidades relacionadas:

  1. Formatos flexibles de coordinación: para aumentar al máximo la participación de una serie diversa de actores, se sugirió que, en las iniciativas futuras de coordinación, hubiera modalidades remotas y presenciales de vincularse en los esfuerzos de coordinación. Las modalidades de coordinación también deberían reconocer que los actores de la respuesta podrían estar limitados por el tiempo y, por tanto, deberían utilizar una serie de formatos. Dicha serie podría incluir un disco con recursos compartido en la nube, un foro de debate en línea o un chat grupal, un boletín de noticias con un resumen de información clave, reuniones a distancia o presenciales, debates temáticos, reuniones subnacionales reducidas y plantillas para compartir qué cosas funcionan o dificultades comunes.

  2. Diversificación de la participación: el paso al mundo virtual también generó oportunidades para que los mecanismos de coordinación fueran más inclusivos y diversos. Por ejemplo: quienes estaban fuera de las ciudades capitales o centros regionales pudieron contribuir más con las plataformas nacionales de coordinación, dado que se transformó en algo que insumía menos tiempo y recursos. La naturaleza de la pandemia también impulsó a algunos mecanismos de coordinación a vincularse con organizaciones de la sociedad civil o con redes que representan a grupos vulnerables o marginados, como las organizaciones de personas con discapacidad o los grupos de mujeres. Es probable que mantener esta vinculación sea eficaz para llegar a la población y sostener el impacto de los programas de COVID-19. Por último, los modos de colaboración remota les dieron a las organizaciones nacionales más oportunidades de conectarse con estructuras mundiales de asistencia, lo cual se consideró un punto fuerte para el desarrollo de capacidades a largo plazo.

Roles y responsabilidades cambiantes en el personal a nivel nacional y mundial

La pandemia tendió a aumentar los roles y las responsabilidades del personal nacional que participó de la implementación de actividades de prevención de la COVID-19. Con frecuencia, el personal de las sedes de las organizaciones asumió roles relacionados con la gestión del conocimiento, como tratar de identificar dificultades comunes y compartir los recursos pertinentes. Sin embargo, en los primeros meses de la pandemia, este proceso de aprendizaje e intercambio a menudo fue ineficiente y se caracterizó por un exceso de reuniones remotas, seminarios web y correos electrónicos. Esta situación fatigó rápidamente a los miembros del personal nacional de implementación que solo precisaban la información que les permitiría actuar con celeridad. Los actores del ámbito mundial tendieron a elaborar guías aplicables para toda la organización o a compartir recomendaciones globales (p. ej.: de la OMS o los CDC). Estos documentos de orientación a menudo exigían un trabajo considerable de adaptación contextual a nivel nacional para que fueran viables y aceptables, pero con frecuencia se carecía de las habilidades y el tiempo para adaptarlos. Asimismo, las orientaciones que provenían de ámbitos mundiales estaban redactadas predominantemente en inglés y eso también generó obstáculos para su uso. Durante la fase inicial de respuesta a la pandemia, gran parte de la coordinación se llevó a cabo con tiempo y esfuerzo destinados de forma voluntaria, un compromiso que escapa a las responsabilidades laborales formales de la mayoría de las personas. Debido al incremento continuo de la carga laboral, se crearon nuevos puestos de trabajo y roles para acompañar los esfuerzos de coordinación. Si se los reduce o se los recorta durante la fase prolongada de la pandemia, hay riesgo de que se pierdan oportunidades de fortalecer la coordinación.

Oportunidades relacionadas:

  1. poyar la contextualización: si bien aún es útil que las plataformas mundiales de coordinación o las sedes centrales de las organizaciones desarrollen ciertas orientaciones estratégicas, gran parte de su tiempo debería estar destinado a filtrar contenido para satisfacer necesidades locales y brindar asistencia a medida para que los actores nacionales y regionales sean más capaces de contextualizar las orientaciones y las medidas de respuesta. Del mismo modo, las plataformas mundiales de coordinación y las sedes centrales de las organizaciones deberían trabajar en alianza con traductores para poder brindar las orientaciones en los idiomas pertinentes.

  2. Fortalecer las capacidades de las plataformas subnacionales de coordinación: la coordinación eficaz a nivel subnacional a menudo puede ser la forma más eficaz de mejorar la calidad de los programas y facilitar la apropiación de la respuesta por parte de los gobiernos locales. La función clave de la coordinación nacional debería ser apoyar el funcionamiento de estas plataformas subnacionales de coordinación. Parte de esto debería incluir una evaluación de las brechas de capacidades comunes y la identificación de capacitación para cubrir esas necesidades. Se detectó que la capacitación es la forma más eficaz y sostenible de mejorar las habilidades en este nivel, en lugar de solo compartir orientaciones. A futuro, se debería hacer hincapié en el fortalecimiento y la complementariedad (aprendizaje bidireccional) de las capacidades de coordinación con los socios locales y las autoridades, mediante la promoción de la dirección simple o conjunta de plataformas subnacionales y la puesta a disposición de las orientaciones, reuniones y herramientas en las lenguas locales.

  3. Financiación adecuada para el liderazgo de la coordinación: depender únicamente de los aportes voluntarios de personas ocupadas es un modo insostenible de facilitar la coordinación. En cambio, pareciera que la coordinación es más eficaz cuando hay personas empleadas específicamente para gestionar los esfuerzos de coordinación. Cuando sea posible, los roles de liderazgo deberían estar integrados en los sistemas gubernamentales o estrechamente vinculados a estos. También es esencial que haya recursos para apoyar a la coordinación a lo largo de la pandemia y en momentos en que no haya crisis ni emergencias de salud pública, lo cual ayudará a mantener las relaciones e impulsar las acciones sostenibles que puedan contribuir a desarrollar resiliencia contra brotes epidémicos futuros.

La necesidad de fortalecer los lazos con el gobierno y entre los sectores:

"Sé que, en algunos países, ya estaban teniendo algunas dificultades debido a la coordinación. Sin embargo, la cuestión fue empeorando... con la COVID... no estamos acostumbrados a trabajar en niveles de coordinación con estas autoridades [gubernamentales]. Es algo que se debe crear, que se debe hacer para fortalecer la confianza". - ONG internacional

"Uno de los desafíos para el sector de WASH en general es que el Grupo Sectorial de WASH no suele ser parte oficial del sistema de coordinación en salud... por eso, esta es a menudo una dificultad entre el Ministerio de Salud, el Grupo Sectorial de WASH y el Grupo Sectorial de Salud. Supongo que la cuestión es que, con frecuencia, el WASH existe en este mundo humanitario, pero menos en la infraestructura gubernamental". - ONG internacional

Estudios de caso provenientes de plataformas nacionales de coordinación humanitaria sobre WASH y Global WASH Cluster

A continuación, damos algunos ejemplos de soluciones creativas a dificultades comunes de coordinación de grupos sectoriales mundiales y nacionales de WASH.

Adaptación a nivel global: durante la pandemia, Global WASH Cluster (GWC) tuvo que incrementar radicalmente su apoyo operativo de aproximadamente 30 plataformas humanitarias de WASH nacionales o subnacionales a 635 plataformas de coordinación, según lo identificado en el Plan Mundial de Respuesta Humanitaria. La pandemia también tuvo una gran influencia sobre la forma tradicional de trabajar de GWC. Se debieron ajustar los planes de trabajo previo y las prioridades estratégicas, se hizo difícil desplegar al personal en las operaciones de campo cuando fue solicitado y tuvieron que expandir su trabajo a áreas tales como la gestión del conocimiento, incidencia política y movilización de recursos. Reconociendo la necesidad de fortalecer la promoción de la higiene y la adopción de medidas de prevención de la COVID-19, GWC volvió a poner en marcha el grupo de trabajo técnico de promoción mundial de la higiene. Este grupo usó encuestas y procesos consultivos a fin de identificar dificultades comunes y aunar recursos y conocimientos especializados para abordarlas. Para apoyar el fortalecimiento de las capacidades, GWC colaboró con una serie de socios con el propósito de compilar listas de capacitaciones en línea y seminarios web. Por último, para facilitar la gestión de la información, conformaron un repositorio de orientaciones específicas para los países y una base de datos indexada de bibliografía no convencional con aportes de 38 organizaciones y un total de 360 documentos. Cada uno estaba clasificado para indicar idioma, público destinatario y tema, lo cual hizo que fuera fácil navegar por los recursos.

Salvar las brechas de conocimientos en Palestina: para hacer frente al aumento del flujo de información, las plataformas humanitarias nacionales de coordinación de WASH les pidieron a algunos de sus socios que investigaran un subtema específico y que, luego, compartieran lo que habían aprendido con todos los otros socios del grupo sectorial, lo cual le permitió a este último ser eficiente en salvar las brechas de conocimientos y lo ayudó a generar orientaciones sobre WASH en lo referido a la COVID-19. A su vez, ello se usó para elaborar propuestas conjuntas, unificar medidas de respuesta a la COVID-19 relativas al WASH y movilizar la financiación. Tras reflexionar al respecto, los socios del grupo sectorial sintieron que este proceso incrementó su confianza en los aspectos técnicos de la pandemia y sus capacidades de investigación y gestión de la información.

Colaboración intersectorial en Etiopía: el grupo sectorial de WASH trabajó conjuntamente con el grupo sectorial de alojamiento, el grupo sectorial de salud y el organismo a cargo de los desplazados internos para abordar el aumento de los casos de COVID-19 en entornos de desplazamiento. Colaboraron para intercambiar datos y llevar a cabo evaluaciones conjuntas de necesidades. Finalmente, crearon un plan de respuesta integrada para lugares de personas desplazadas internamente que aportó recomendaciones contextualizadas para moldear una respuesta unificada en estos entornos. El Grupo Sectorial de WASH sintió que esta colaboración había fortalecido su relación con otros grupos sectoriales y allanado el camino para colaboraciones futuras.

Centralización de un repositorio para orientaciones en Burkina Faso y Yemen: para ayudar a los actores de la implementación a recorrer las orientaciones sobre COVID-19 constantemente cambiantes a nivel nacional e internacional, los Grupos Sectoriales de WASH de Burkina Faso y Yemen crearon unidades compartidas (de Burkina y de Yemen) en donde centralizaron todas las orientaciones pertinentes. Dichas unidades resultaron particularmente útiles para compartir directrices gubernamentales, como decretos nacionales, políticas y requisitos de respuesta, dado que algunos de estos documentos solo se estaban compartiendo por canales extraoficiales y a los actores locales les era difícil acceder a ellos. Los socios del grupo sectorial sintieron que esto les ahorró muchísimo tiempo y les permitió estar actualizados en lo que respecta a las últimas directrices.

Coordinación en línea en Mozambique: pasar a hacer las reuniones de coordinación de forma remota incrementó y diversificó la participación en las reuniones de coordinación del grupo sectorial de Mozambique. Antes de la pandemia, quienes asistían a esas reuniones de coordinación tendían a estar centralizados, y participaban actores que trabajaban a escala. El paso a las reuniones remotas permitió la descentralización y el incremento de la participación en actores gubernamentales subnacionales a nivel distrital u organizaciones que solo estaban trabajando en regiones específicas. También fue una oportunidad para que se sumaran a las plataformas nuevos grupos de interés que tienen pocos recursos, como los prestadores de servicios urbanos de agua. El incremento de la cantidad de socios permitió que se compartiera más información y que haya más unificación de actividades en los actores de la respuesta.

¿De qué manera puede el fortalecimiento de la coordinación mejorar la calidad de los programas de prevención de la COVID-19 o la respuesta a brotes epidémicos futuros?

Hay oportunidades para que la coordinación y la gestión de la información favorezcan mejoras en el ciclo del programa y aborden dificultades comunes. A continuación, usamos las fases del ciclo del programa humanitario (véase la imagen 3) para describir las lecciones aprendidas durante la pandemia en referencia a la coordinación de las evaluaciones y los análisis de necesidades, la movilización de recursos, la planificación estratégica, el monitoreo y la evaluación de la implementación y las actividades relativas a fortalecer la preparación ante brotes epidémicos futuros.

Evaluación y análisis de necesidades

Esta etapa describe el proceso de reunir información sobre necesidades locales, prioridades, hábitos y percepciones con la intención de usar estos datos para moldear el diseño de los programas.

Desafíos comunes durante la pandemia de COVID-19

Oportunidades para fortalecer la coordinación y la gestión de la información

Muchos actores de la respuesta se enfrentaron a dificultades para llevar a cabo las evaluaciones de necesidades porque:

  • Se alentó (o a veces ordenó) a las organizaciones a que redujeran las interacciones cara a cara y a que cambiaran a modalidades remotas de recolección de datos con las que muchos no estaban familiarizados.

  • También surgieron dificultades porque había incertidumbre respecto a cuáles eran las medidas de prevención o las necesidades que debían evaluarse. Para "hábitos nuevos", como el uso de mascarilla y el distanciamiento físico, los actores de la respuesta tuvieron dificultades para adaptar las herramientas disponibles o encontrar métodos o indicadores nuevos para evaluarlos

Los mecanismos de coordinación pueden cumplir un papel en:

  • Reunir los datos existentes para identificar las regiones o grupos que podrían estar particularmente en riesgo durante la pandemia.

  • Identificar qué se sabe y qué brechas de conocimientos hay. Ayudar a los actores de la respuesta a entender qué tipos de información son probablemente más útiles para tomar decisiones.

  • Identificar a los actores que están en la mejor posición para salvar las brechas de conocimientos y elaborar una estrategia para las evaluaciones que aproveche al máximo las habilidades y los recursos disponibles.

  • Aconsejar sobre los métodos o las herramientas que podrían ser más adecuadas para salvar las brechas de conocimientos. En los casos en que sea posible, podrían señalar oportunidades para usar o adaptar herramientas que ya se hayan puesto a prueba o validado. Las plataformas de coordinación también pueden brindar asesoramiento sobre cómo contextualizar las herramientas estandarizadas.

  • Trabajar con organizaciones, expertos relevantes y otros sectores para desarrollar herramientas e indicadores nuevos donde no haya otros.

  • En casos donde hay distintos actores en distintas regiones dirigiendo las evaluaciones, intentar desarrollar un conjunto básico de herramientas o indicadores que permitan las comparaciones.

  • Identificar si se están excluyendo ciertas voces en la recolección de datos (p. ej.: mujeres, personas adultas mayores, personas con discapacidad, zonas desfavorecidas u otros grupos marginados) y conducir a la realización de evaluaciones más dirigidas.

  • Llegar a un acuerdo sobre prioridades que todas las organizaciones puedan abordar, en base a la información que surja de las evaluaciones.

Dado que había muchos actores de la respuesta intentando llevar a cabo evaluaciones al mismo tiempo y sobre el mismo tema, la población se cansó de la recolección de datos y se resistió a participar, con frecuencia porque informó a las personas plenamente sobre cómo se usaría la información.

Fortalecer la coordinación entre los actores de la respuesta y entre sectores (p. ej.: WASH, comunicación de riesgos y vinculación comunitaria, salud, etc.) podría reducir la cantidad de recolección de datos que se debe hacer y evitar la duplicación, puesto que les permitiría a las organizaciones centrarse en un aspecto particular del problema o en una región particular. Cuando las organizaciones actúan de manera conjunta y esto se comunica a la población, tiende a aumentar la confianza en los procesos de recolección de datos. El marco conjunto de análisis intersectorial puede ser un recurso útil para guiar las evaluaciones holísticas. Los actores de la respuesta también tienen la responsabilidad de compartir los hallazgos de las evaluaciones con la población y explicar de qué manera eso moldea las decisiones programáticas.

Los actores de la respuesta recolectaron muchos datos pero, debido a la falta de tiempo y capacidad, los hallazgos a menudo solo permitieron comprender superficialmente la situación. En particular, las evaluaciones frecuentemente carecieron de datos cualitativos para entender las respuestas sobre hábitos o las opiniones sobre la COVID-19. Muchas organizaciones tuvieron dificultades para analizar los datos adecuadamente y usaron esto para moldear el diseño de sus programas o la toma de decisiones.

Los mecanismos de coordinación están en una posición fuerte para:

  • Realizar una revisión de datos secundarios para recopilar información de distintas organizaciones, identificar dificultades comunes, discrepancias o contradicciones en los hallazgos de las evaluaciones. También pueden ayudar a resumir conjuntos de datos similares o indicadores en las regiones para visualizar cambios y moldear el diseño de los programas (como en el ejemplo de RCCE Collective Service a continuación y en este ejemplo de la John Hopkins University).

  • Compartir hallazgos con organizaciones que son parte del mecanismo de coordinación y con personas de otros sectores que podrían aprovechar los hallazgos o actuar en base a ellos.

  • Conectar organizaciones para apoyar el análisis eficaz y el intercambio de capacidades y abogar por fortalecer la recolección de datos y el análisis a nivel subnacional, dado que es probable que los datos sean más útiles en el ámbito local. También podrían organizar capacitaciones o iniciativas de desarrollo de capacidades para apoyar el desarrollo de habilidades que quizás no tengan.

  • Usar los hallazgos para elaborar un conjunto acordado de prioridades de respuesta y trabajar con todos los actores para identificar las intervenciones y los enfoques que podrían ser útiles para abordar las dificultades identificadas o para hallar conocimientos técnicos adecuados.

Estudio de caso: Armonización de la visualización y el intercambio de datos socioconductuales

RCCE Collective Service detectó que muchos actores de la respuesta estaban teniendo dificultades para elaborar indicadores que midieran patrones socioconductuales. Se reconoció ampliamente que la disponibilidad de dichos datos era fundamental para desarrollar respuestas eficaces que se adaptaran a los cambios de hábitos y opinión con el paso del tiempo. La organización trabajó con los actores de la respuesta en todo el mundo para elaborar un conjunto de indicadores con respecto a conocimientos sobre enfermedades, fuentes de información, confianza, impacto psicosocial y económico y adopción de medidas de prevención. Se les pidió a los socios que compartieran datos cuantitativos que habían recopilado y se los visualizó en tableros mundiales y nacionales para mostrar tendencias en común. En los lugares donde los socios habían recabado datos usando indicadores ligeramente distintos, se evaluó a estos últimos para ver si se los podía comparar y se desarrolló un banco de preguntas. Los tableros se han utilizado para una serie de propósitos, como permitirles a los encargados de tomar decisiones abogar por enfoques mejorados, sistemáticos y coordinados, que se centren en la comunidad, como parte de las tareas de respuesta a la COVID-19.

Imagen: visualización del tablero de RCCE Collective Service que muestra el porcentaje de personas que informaron que ponen en práctica las medidas recomendadas para prevenir la COVID-19.

Planificación estratégica

Esta fase implica el desarrollo de planes de coordinación, programas alineados e iniciativas de políticas.

Desafíos comunes durante la pandemia de COVID-19

Oportunidades para fortalecer la coordinación y la gestión de la información

Prevenir la COVID-19 exigió que muchos actores de la respuesta llevaran a cabo los programas en entornos con los que no estaban familiarizados antes de la pandemia. Por ejemplo: a los actores de WASH que se habían centrado predominantemente en las intervenciones a nivel comunitario para promover la higiene ahora se les pedía que promovieran el lavado de manos en centros de salud, escuelas, empresas y espacios públicos.

Los mecanismos de coordinación pueden apoyar a los actores de la respuesta que están en transición hacia nuevos aspectos operativos, asegurándose de que conozcan las normas y los consejos correspondientes y que puedan aprovechar experiencias previas. Montar grupos de trabajo técnico puede ayudar a los actores a redefinir las áreas técnicas de la respuesta, para que se alineen con las necesidades y realidades nuevas durante la pandemia de COVID-19. Entablar relaciones nuevas o reanudar los esfuerzos de coordinación entre sectores también puede hacer que surjan enfoques estratégicos nuevos para abordar dificultades nuevas.

Muchas organizaciones reconocieron que la pandemia hizo que se centrara la atención sobre muchos problemas de larga data, entre ellos: las desigualdades preexistentes, las dinámicas de poder injustas, los obstáculos a la colaboración, las prácticas insostenibles y la falta de recursos en el sector del WASH.

Los mecanismos de coordinación pueden:

● Abogar por cuestiones que puedan estar poco representadas en las agendas nacionales o mundiales.

● Abogar por la participación y la colaboración sistemáticas con otros sectores.

● Facilitar foros de debate sobre temas específicos y generar ideas y planes de acción que puedan contribuir a que cambien los sistemas.

● Desarrollar procesos transparentes e inclusivos para la toma de decisiones interna, a fin de que todos los participantes puedan contribuir con la determinación de prioridades y la formulación de planes.

La pandemia afectó a muchas regiones del mundo que ya tenían brotes epidémicos o crisis. En estos lugares, la respuesta a la COVID-19 estuvo generalmente dirigida por actores humanitarios y el sistema de grupos sectoriales. Sin embargo, el predominio de la pandemia implicó a menudo que se les diera menos prioridad a otras necesidades humanitarias y que se suspendiera el avance relacionado con los planes existentes de respuesta estratégica.

Típicamente, las plataformas de coordinación humanitaria elaboran planes anuales de respuesta que los actores de WASH usar para alinear su trabajo. Es importante que todos esos planes sean "documentos vivos" que se sometan a una revisión periódica y se adapten para satisfacer las necesidades y circunstancias actuales. En el caso de las emergencias de salud pública como la pandemia, este proceso de adaptación se debe planificar desde el comienzo y debe involucrar a otros sectores, como el área de salud y de comunicación de riesgos y vinculación comunitaria. Al mismo tiempo, en los planes de preparación se deberían tener presentes otras necesidades humanitarias más amplias para tenerlas en cuenta al comienzo de una emergencia. A medida que nos alejamos de la fase aguda de la pandemia, surge la oportunidad de aprovechar las acciones positivas y la coordinación que tuvieron lugar como parte de la respuesta a la COVID-19 e identificar formas en que se las puede aprovechar para abordar las necesidades humanitarias persistentes y el desarrollo sostenible.

Estudio de caso: Pasar de coordinar la comunicación de mensajes a coordinar los programas de cambio de hábitos en Zambia

En la etapa temprana de la pandemia, el mecanismo de Zambia de coordinación sobre comunicación de riesgos y vinculación comunitaria hizo hincapié en difundir mensajes de prevención. Con el paso del tiempo, esta entidad se dio cuenta de que había una necesidad de incorporar los principios del cambio de hábitos en su labor. El Centro para la Investigación de Enfermedades Infecciosas de Zambia (CIDRZ, por la sigla en inglés) hizo una iniciativa piloto que dio por resultado una radionovela de 6 partes basada en principios conductuales. Para permitirles a los demás que aprendieran de los procesos de la organización, CIDRZ organizó un taller de 5 días con miembros clave del equipo de promoción de la salud, comunicación de riesgos y vinculación comunitaria. La capacidad de aprender de este enfoque novedoso motivó a otras personas a que incorporaran la ciencia del comportamiento en su respuesta a la pandemia. Los mecanismos de comunicación de riesgos y vinculación comunitaria han propuesto crear un subgrupo sobre cambio de hábitos que se hará cargo de guiar a los actores a medida que desarrollan programas de cambio de hábitos, en particular en la zona donde hay un aumento de la aceptación de la vacuna contra la COVID-19.

Imagen: Los participantes del equipo de promoción de la salud y personal de CIDRZ en el taller sobre diseño de programas de respuesta a la COVID-19 moldeados por la ciencia del comportamiento.

Movilización de recursos

Esta fase implica la movilización de recursos financieros para satisfacer las necesidades identificadas y apoyar las repuestas programáticas.

Desafíos comunes durante la pandemia de COVID-19

Oportunidades para fortalecer la coordinación y la gestión de la información

Durante la fase aguda de la pandemia, muchos actores de la respuesta no pudieron actuar rápido porque sufrieron demoras en recibir financiación específica para la COVID-19.

● Las plataformas de coordinación pueden abogar ante donantes y gobiernos cuando falta financiación.

● Al reunir a diversos actores en la respuesta a la pandemia, los mecanismos de coordinación pueden identificar a quienes tengan financiación más flexible para apoyar la acción rápida (lo cual podría incluir alianzas con actores del sector privado y con actores del sector del desarrollo).

Durante la pandemia, la mayor parte de la financiación para prevenir la COVID-19 se otorgó a organizaciones no gubernamentales internacionales. Las ONG nacionales y los actores de la sociedad civil a menudo estuvieron en una posición fuerte para responder, pero se enfrentaron a dificultades para conectarse con mecanismos formales de financiación y presentar solicitudes.

● Las plataformas de coordinación pueden cumplir una función en garantizar que todos los actores estén al tanto de las próximas convocatorias para solicitar financiación.

● También pueden apoyar la conformación de alianzas eficaces que reúnan a actores que tengan habilidades complementarias y objetivos compartidos y apoyar a dichas alianzas cuando elaboren propuestas conjuntamente, soliciten financiación e implementen programas conjuntos. Este tipo de relaciones suelen ser beneficiosas para las dos partes. Por ejemplo: pueden ayudar a las ONG nacionales a reforzar su familiaridad con los marcos de los donantes y la redacción de propuestas, mientras que las ONG internacionales pueden trabajar mediante la alianza para llegar a zonas de difícil acceso (en particular, cuando se trabaja de forma remota por las restricciones relativas a la COVID-19) o para adaptar mejor sus enfoques al contexto local.

● Los mecanismos de coordinación también pueden instar a los donantes a que adopten mecanismos de coordinación que permitan una participación y una asignación de recursos más directa con los actores locales, en línea con los compromisos asumidos en el Gran Pacto.

Estudio de caso: Movilización de recursos en Ghana

Antes de la pandemia, en Ghana, la Asamblea del Distrito del Asutifi Norte había estado trabajando conjuntamente con una serie de ONG para elaborar un plan maestro de WASH que serviría como guía para el acceso universal sostenible a los servicios de WASH. Cuando comenzó la pandemia, fueron capaces de aprovechar el fuerte liderazgo político y las habilidades diversas de quienes participaban de la alianza (conocida como la iniciativa ANAM WASH) para establecer un comité de emergencia de salud pública. Este comité elaboró un plan de preparación y respuesta y coordinó la movilización de fondos para apoyar las respuestas a la COVID-19 en la región. También coordinó la capacitación de personal clave y la distribución de elementos de protección personal. Fueron capaces de alinear su trabajo de respuesta a la COVID-19 con el plan maestro de WASH para que su respuesta a la pandemia también contribuyera con el desarrollo de servicios sostenibles y el desarrollo de resiliencia.

Imagen: Representantes de la iniciativa ANAM WASH

Movilización de recursos financieros:

"Los socios observaron que [los Grupos Sectoriales de WASH] estaban recolectando una buena cantidad de dinero. Por eso, consideraron que una mayor vinculación con el sistema de coordinación les permitiría mejorar su acceso a los fondos".

- Coordinador del Grupo Sectorial de WASH

Implementación, monitoreo y evaluación

Esta fase implica la ejecución de los programas de respuesta, el establecimiento de sistemas de monitoreo y evaluación y la adaptación iterativa de los programas en base al aprendizaje.

Desafíos comunes durante la pandemia de COVID-19

Oportunidades para fortalecer la coordinación y la gestión de la información

En las etapas iniciales de la pandemia, había preocupación e incertidumbre en torno de la seguridad del personal y las comunidades durante las tareas de prevención de la COVID-19. Inicialmente, cada una de las organizaciones desarrolló su propio conjunto de medidas de seguridad para mitigar la propagación de la enfermedad. Sin embargo, dado que estas medidas se desarrollaban en las sedes centrales, a veces eran demasiado extremas (en zonas con propagación limitada) o no eran suficientemente prudentes (en zonas donde los casos iban en aumento). La falta de uniformidad en las medidas de seguridad empleadas por los actores de la respuesta contribuyó a generar malentendidos en las poblaciones afectadas.

● Los mecanismos de coordinación pueden tener un papel fundamental en la contextualización de las orientaciones mundiales y trabajar con las organizaciones implementadoras para llegar a un acuerdo sobre formas comunes de trabajo.

● En algunos entornos, los mecanismos de coordinación también pueden cumplir una función en la negociación del acceso a lugares o a los grupos vulnerables para facilitar las tareas de prevención.

En algunos entornos, resultó difícil alinear los programas de prevención de la COVID-19 y, al mismo tiempo, evitar que las recomendaciones fueran tan rígidas que limitaran la innovación, la adaptación o la contextualización. Muchos mecanismos de coordinación participaron en el desarrollo de mensajes estandarizados, herramientas de comunicación estandarizadas o procesos para que estos materiales de comunicación y enfoques de cambio de hábitos se aprobaran de forma centralizada. En ocasiones, los procesos de revisión centralizada demoraron las acciones oportunas. Los mensajes estandarizados tienden a alentar a los actores a centrarse en compartir información unilateralmente, en lugar de desarrollar habilidades de escucha activa que les permitirían a las organizaciones aprender de la población y usar esas apreciaciones para moldear un enfoque más holístico y adaptado en lo referido al cambio de hábitos.

Las plataformas de coordinación deberían jugar un papel en la provisión de consejos prácticos para armonizar el diseño de programas de respuesta, permitiendo a la vez la flexibilidad y la adaptación. Se podrían incluir las siguientes medidas:

● Identificar las medidas de prevención esperadas con definiciones, para que haya un acuerdo con respecto a cómo, cuándo y dónde se las debería poner en práctica.

● Elaborar una estrategia de respuesta a brotes epidémicos que esboce los principios fundamentales que deberían tener en cuenta todos los actores. Las estrategias deberían identificar cualidades indispensables de los programas y alentar a los profesionales a adoptar el diseño de programas en base a datos científicos, usar teorías del cambio de hábitos y establecer mecanismos de vinculación comunitaria. Las estrategias también deberían considerar cuestiones transversales, como el género y la inclusión.

● En lugar de aprobar los materiales de forma centralizada, los mecanismos de coordinación pueden orientar sobre cómo hacer una prueba piloto previa con la población y los comentarios u observaciones recibidos se pueden compartir con otras organizaciones para promover el aprendizaje y la adaptación.

● Alentar a los actores de la respuesta a establecer una teoría del cambio para sus intervenciones, puesto que ello les permitirá alinear el diseño de programas y el monitoreo continuo.

● Los materiales de comunicación o los planes de los programas se deberían añadir a una unidad compartida para reducir la duplicación y compartir ideas que aparentemente funcionan.

Los mecanismos de coordinación participan cada vez más de las actividades de monitoreo. En general, este monitoreo se ha limitado a mapear dónde están trabajando las organizaciones y qué están haciendo o a desarrollar indicadores estandarizados que puedan emplear las organizaciones para monitorear su trabajo. Con la pandemia de COVID-19, también se ha visto un incremento en el uso de tableros para resumir y visualizar los datos del monitoreo. Sin embargo, los representantes de los mecanismos de coordinación reflejaron que se podría haber hecho más para fortalecer el monitoreo y garantizar que los datos del monitoreo se usen para moldear el diseño de programas futuros o adaptar los programas vigentes.

Los mecanismos de coordinación podrían cumplir un papel en:

● Diversificar el tipo de datos que se recaba durante las respuestas a los brotes epidémicos, lo cual podría fomentar el monitoreo en una teoría del cambio, el uso de métodos cualitativos y cuantitativos, la recolección de datos de grupos más diversos de la población y un hincapié mayor en medir la aceptabilidad y la sostenibilidad de los programas.

● Trabajar con actores de la implementación para elaborar un "documento vivo" que, en una columna, enumere aprendizajes programáticos, cambios en las circunstancias y tendencias en los hábitos o actitudes. En una segunda columna, los actores e implementadores de la coordinación pueden añadir qué actividades específicas están llevando a cabo para abordar cada cuestión emergente. A modo de ejemplo, lea el estudio de caso de Global WASH Cluster que figura a continuación.

● Apoyar a los actores de la implementación para que identifiquen los sesgos y las limitaciones de los diversos métodos de recolección de datos y ayudar a los actores de la respuesta a que sean cuidados al medir e interpretar los resultados.

● Hacer que los encargados de tomar decisiones en las organizaciones rindan cuentas y garantizar que se está actuando en base a los datos o se los está usando para moldear la toma de decisiones programáticas.

● Estandarizar las plantillas para facilitar el intercambio habitual de aprendizajes programáticos y crear foros para abordar los "fracasos" de modo constructivo.

La pandemia de COVID-19 tuvo una serie de impactos secundarios en la vida social de las personas, su bienestar y medios de vida. En los casos en donde hubo mecanismos eficaces para recibir comentarios por parte de la comunidad, a menudo hizo falta hallar formas de abordar las cuestiones que iban surgiendo pero que excedían el alcance de los programas de prevención de la COVID-19.

Mediante alianzas intersectoriales fortalecidas, los mecanismos de coordinación deberían elaborar una lista de servicios a los cuales se podría remitir a las personas si surgieran cuestiones que estuvieran por fuera del alcance de un programa particular (p. ej.: servicios de salud mental, equipos de protección, iniciativas de asistencia social, etcétera).

Estandarizar las formas de trabajar y compartir planes:

"Antes del confinamiento, el Grupo Sectorial de WASH les informó a todos los socios implementadores que preveían que hubiera un confinamiento a causa de la COVID-19. Así que nos dieron una especie de hoja de registro que abordaba... quién haría qué, dónde y cuándo. Nos dieron esa hoja y todos la completamos. Nos pidieron que imagináramos que acababa de empezar el confinamiento y que pensáramos en quién se haría cargo de la promoción cotidiana de la higiene... Luego, nos pidieron que detalláramos las modalidades que implementaríamos". - ONG internacional

Estudio de caso: Convertir desafíos comunes en oportunidades prácticas para actuar

Durante la pandemia, Global WASH Cluster volvió a establecer su grupo de trabajo técnico sobre higiene, que trajo personal senior involucrado en el diseño de programas de higiene y en la respuesta a la COVID-19 en el mundo. Una iniciativa que emprendieron fue la de documentar los desafíos comunes que estaban surgiendo en relación con fomentar las medidas de prevención de la COVID-19. Se los compiló en un único documento con ejemplos de intervenciones potenciales y otros recursos. Este enfoque se diseñó para ayudar a dirigir a los actores locales hacia las adaptaciones prácticas de los programas.

Reforzar la preparación ante brotes epidémicos futuros

Esta fase incluye acciones diseñadas para aumentar la sostenibilidad de las iniciativas de respuesta a los brotes epidémicos o contribuir con la recuperación, el desarrollo y generación de resiliencia ante brotes epidémicos futuros.

Desafíos comunes durante la pandemia de COVID-19

Oportunidades para fortalecer la coordinación y la gestión de la información

Casi todos los actores que participan en la coordinación vieron a la pandemia como una oportunidad de cambiar políticas y prácticas a largo plazo y mejorar la sostenibilidad de las iniciativas de respuesta para contribuir con la resiliencia futura. Sin embargo, muchos reconocieron que estos aspectos a menudo se pasaban por alto porque los actores de la respuesta estaban atrapados en las medidas de prevención inmediata y carecían de tiempo o capacidad para hacer tareas de incidencia política o planificación a largo plazo.

A medida que nos alejamos de la fase aguda de coordinación de la crisis, los mecanismos deberían alentar activamente a los actores a que miren al futuro, lo cual se puede hacer de la siguiente manera:

● Elaborar planes estratégicos revisados que aborden de manera explícita la sostenibilidad y la resiliencia y que complementen las políticas y la planificación gubernamentales.

● Cuando faltan políticas gubernamentales o están desfinanciadas, los mecanismos de coordinación pueden generar consensos en torno de prioridades y abogar ante donantes y gobiernos. Es mucho más probable que haya acciones significativas si los actores de la respuesta tuvieran un discurso unificado.

● Iniciar procesos formales e informales para documentar y compartir lecciones aprendidas durante la COVID-19. Asegurarse que estas lecciones estén a disposición de futuros actores de la respuesta para que aprendan de ellas.

● Abogar por la importancia de la coordinación intersectorial y compartir herramientas o estrategias que podrían ser útiles para prepararse para futuros brotes epidémicos.

● Abogar a nivel mundial que el WASH es vital para la prevención y la mitigación de futuras emergencias de salud pública.

Los actores de la respuesta identificaron que el personal de primera línea que participaba de la implementación o gestión de los programas de prevención de la COVID-19 tenían antecedentes variados, dado que no hay una formación reconocida que prepare para el trabajo en el campo de la promoción de la salud. Por ende, el éxito de los programas suele estar supeditado a las habilidades individuales y al aprendizaje en el trabajo. Se señaló que el cambio de hábitos es un área común en la que se podrían reforzar las capacidades.

Los mecanismos de coordinación deberían llevar adelante ejercicios para mapear las brechas de capacidades e identificar oportunidades de capacitación. Cuando sea posible, las capacitaciones deberían hacerse de manera conjunta para promover el aprendizaje cruzado. Después de las capacitaciones, el grupo sectorial debería elaborar o revisar planes de acción conjunta para asegurarse de que se puedan aplicar las habilidades nuevas de forma eficaz.

Estudio de caso: Mapeo de capacidades y brechas organizativas en México

Cuando el grupo sectorial de WASH de México mapeó dónde estaban trabajando los actores de la respuesta y qué estaban haciendo, también preguntó por las brechas de capacidades que había dentro de cada organización. A lo largo de la pandemia, se organizaron talleres y seminarios web para compartir habilidades y abordar las brechas identificadas. Por ejemplo: hubo capacitaciones sobre las Normas Humanitarias Esfera y cómo comunicar de manera eficaz sobre cambio de hábitos. Este desarrollo de capacidades implicó que los actores fueran más capaces de responder a la COVID-19 y más preparados para futuros brotes epidémicos o crisis.

¿La pandemia cambiará a largo plazo la forma en que se lleva a cabo la coordinación y la gestión de la información?

El personal que participa en los mecanismos de coordinación a nivel mundial compartió con nosotros sus reflexiones sobre el modo en que la pandemia probablemente afecte la forma de trabajar en el futuro.

"La pandemia nos enseñó que debemos trabajar conjuntamente en priorizar de verdad e invertir en las personas y en las comunidades y, al hacer eso, potenciar nuestras fortalezas individuales como organismos, gobiernos, financiadores y socios. Debemos invertir en sistemas que generan confianza localmente y mantenerlos. Se les debe dar prioridad a las estructuras, los mecanismos y los actores de vinculación comunitaria si queremos garantizar la preparación local y nacional y garantizar la participación significativa y la coordinación en distintos ámbitos.

Por último, debemos generar una cultura de intercambio de datos y rendición de cuentas en lo que respecta a la vinculación comunitaria. Los datos socioconductuales y las perspectivas de las comunidades deben impulsar nuestra labor, que debería evolucionar, cambiar y adaptarse en función a las necesidades de las personas".

- RCCE Collective Service

"La visión del Global WASH Cluster (Grupo Sectorial Mundial de WASH) es potenciar y reforzar las capacidades y los recursos para la coordinación eficaz y responsable por parte de las plataformas de coordinación humanitaria sobre WASH que den por resultado respuestas de WASH oportunas, predecibles y de alta calidad para las personas más afectadas por las crisis. La pandemia de COVID-19 ha afectado mucho el funcionamiento de nuestra organización. La colaboración intersectorial entre las áreas de WASH, salud, comunicación para el desarrollo y comunicación de riesgos y vinculación comunitaria es vital a la hora de coordinar emergencias de salud pública. Esta tarea se debería hacer a lo largo del ciclo del programa humanitario para garantizar que los equipos de coordinación de WASH también estén representados en los grupos de trabajo de comunicación interpersonal y comunicación de riesgos y vinculación comunitaria. La pandemia también ha mostrado la necesidad de que nuestra entidad impulse más proactivamente la agenda de localización, en términos de participación, representación, liderazgo de los actores locales en coordinación, así como en el fortalecimiento de las capacidades de las autoridades locales, según lo descrito en la guía de localización del Comité Permanente entre Organismos. Las cuestiones transversales (la edad, el género, la discapacidad, el cambio climático, etc.) deben estar integradas mejor y de manera más sistemática en nuestra respuesta de salud pública, así como en los planes humanitarios estratégicos de WASH. Nuestra organización continuará abogando por que haya una coordinación más integrada en el área de salud pública y también seguirá reforzando su alianza con los actores del sector humanitario y del desarrollo en lo que respecta al papel protagónico del agua, el saneamiento y la higiene en las respuestas de salud pública".

- Global WASH Cluster

"Hand Hygiene for All (HH4A) es una iniciativa mundial de duración limitada que insta a los gobiernos a generar el cambio sistémico necesario para garantizar que la higiene de manos sea un pilar de la sociedad, más allá de la pandemia de COVID-19, al tiempo que coordina y alinea la acción mundial que subyace a los esfuerzos nacionales. El valor de los mecanismos de coordinación que tratan de salvar los espacios mundiales y nacionales y las divisiones intersectoriales se puso claramente de manifiesto con la COVID-19. HH4A continuará apoyando el fortalecimiento de los mecanismos mundiales de coordinación para satisfacer esa necesidad, fomentando la participación más deliberada de una alianza más amplia de actores relevantes para la higiene de manos".

- Hand Hygiene for All

"La pandemia ha sido una oportunidad única para nuestra alianza, en particular cuando reflexionamos sobre formas de mejorar nuestra coordinación en general y cómo aprovechar al máximo nuestra red mundial de socios. En el futuro, planificamos trabajar con más intencionalidad a la hora de coordinar con otros actores del sector, p. ej.: especialistas en salud y en prevención y control de las infecciones. La optimización de los foros y los debates en línea nos ha permitido sumar más voces (además de las habituales), lo cual nos da una visión más holística de las brechas persistentes y las prioridades clave que nos harán avanzar".

- Global Handwashing Partnership

"El Hub de Higiene para la COVID-19 surgió para zanjar las brechas identificadas en la coordinación mundial y la gestión de conocimientos, para apoyar que las pruebas científicas se conviertan en políticas y prácticas y para facilitar el aprendizaje en tiempo real durante la pandemia. Hay aspectos de nuestra forma de trabajar que se podrían usar en otros mecanismos de coordinación en el futuro, lo cual incluye:

Consultar con una serie de actores y plataformas de coordinación para mapear las necesidades y, luego, diseñar sistemas de coordinación y gestión de la información para responder a ellas.

Ofrecer una serie de formas activas y pasivas de participar en la coordinación, el intercambio y el aprendizaje.

Ofrecer asesoramiento personalizado para apoyar la contextualización de las orientaciones mundiales y superar las dificultades específicas del contexto.

Elaborar plantillas estandarizadas para compartir ejemplos que faciliten la tarea de comparar y contrastar lo que funciona entre distintos entornos.

Trabajar con los traductores para garantizar que se puedan traducir los recursos a algunas de las lenguas que necesitan los actores de la respuesta a nivel nacional.

Llevar a cabo investigación y ejercicios de aprendizaje que permitan sintetizar la práctica en tiempo real".

- Hub de Higiene para la COVID-19

Este resumen de aprendizajes fue redactado y elaborado por Sian White (LSHTM) y Claire Collin (LSHTM). Las siguientes personas han hecho un aporte valioso: Silvie Kraemer Palacios (RANAS Ltd), Aarin Palomares (Global Handwashing Partnership), Bethany Caruso (Emory University), Max Perel-Slater (Emory University) Colleen Anderson (Emory University), Jenala Chipungu (CIDRZ), Anjali Sharma (CIDRZ), Nat Paynter (UNICEF/Hand Hygiene for All Initiative), Eva Niederberger (Anthrologica/RCCE Collective Service), Joanna Esteves Mills (WHO/Hand Hygiene for All), Aliocha Salagnac (Global WASH Cluster/UNICEF), Monica Ramos (Global WASH Cluster/UNICEF), Julie Bara (Global WASH Cluster/UNICEF), Ross Thomlinson (Global WASH Cluster/UNICEF) y Ombretta Baggio (Federación Internacional de la Cruz Roja/ RCCE Collective).

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