Si bien hay cada vez más pruebas de que usar una mascarilla reduce las probabilidades de transmitir y contraer COVID-19, hay desafíos para promover el uso generalizado de las mascarillas. A continuación, incluimos una lista de los desafíos más comunes y cómo se podrían abordar:
Uso correcto de las mascarillas: Para que las mascarillas sean eficaces, deben usarse correctamente. Consulte este recurso para leer más información sobre cómo se deberían usar las mascarillas de tela, las mascarillas quirúrgicas y las mascarillas de protección respiratoria N95. Es importante que los usuarios se cubran con la mascarilla la nariz, la boca y el mentón, y que se aseguren de que se ajuste bien al rostro y sea cómoda. Algunas formas en que comúnmente se usan mal las mascarillas son: no cubrirse la nariz o usarlas invertidas o al revés. Las mascarillas quirúrgicas y algunas mascarillas de tela tienen una pieza de sujeción a la nariz, que al ajustarla puede hacer que la mascarilla se ciña mejor al rostro. Para garantizar el uso correcto de las mascarillas, es fundamental la comunicación clara de las recomendaciones de uso. Las imágenes o diagramas que muestran los usos correctos e incorrectos pueden ser útiles para comunicar cómo deberían usarse las mascarillas. Otro error común es compartir las mascarillas, lo cual incrementa el riesgo de entrar en contacto con gotitas respiratorias de una persona que esté contagiada y puede anular el propósito por el cual se usa la mascarilla. Para evitar que se compartan, asegúrese de que todos tengan acceso a varias mascarillas.
Acceso: Al comienzo de la pandemia, había escasez mundial de mascarillas quirúrgicas, lo cual era muy preocupante, en particular para los trabajadores de la salud. Al principio, no se recomendaba el uso de mascarilla para garantizar que hubiera suficientes equipos de protección personal para los trabajadores de la salud, pero finalmente cambiaron y se adaptaron las orientaciones y se recomendó el uso de mascarilla de tela en lugares públicos. Estas orientaciones quizás posibiliten el uso de las mascarillas para más personas al hacer que las mascarillas sean más accesibles. Se han hecho estudios para analizar de qué forma las mascarillas hechas con distintas telas afectan la facilidad para respirar y otras propiedades de las mascarillas, para poder coserlas en casa con materiales que se consigan localmente (estudio 1, estudio 2, estudio 3). En un estudio hecho en Bangladés, se halló que la distribución gratuita de mascarillas triplicó el uso de mascarillas sostenido en el tiempo. Aquí hay un ejemplo de refugiados que fabricaron sus propias mascarillas y las distribuyeron en sus comunidades. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y UNICEF también están distribuyendo mascarillas de tela en Sudán del Sur con el objetivo de limitar la propagación del coronavirus.
Imagen: Conjunto de ilustraciones de Green String Network, que muestran las formas correctas e incorrectas de usar una mascarilla.
Lavado: Para que las mascarillas de tela sean eficaces, se deben lavar después de cada uso o una vez que se ensucian o humedecen. En Nigeria, la aceptación de las mascarillas es alta, pero el lavado de las mascarillas no es aún algo generalizado. En poblaciones que usan mascarilla de tela, es útil que las personas tengan al menos tres mascarillas para poder lavarlas con frecuencia. En lugares donde se distribuyen kits de higiene, considere incluir mascarillas con jabón para ropa a fin de promover su uso higiénico. También considere distribuir una soga para tender ropa para que las personas puedan colgar las mascarillas a secar.
Descarte: También es importante ser claros sobre el descarte seguro de las mascarillas de un solo uso, como las mascarillas quirúrgicas o las mascarillas de protección respiratoria N95. Para posibilitar este comportamiento, quizás sea útil poner a disposición cestos de residuos específicos para descartar mascarillas quirúrgicas, a fin de que también se puedan gestionar y eliminar adecuadamente estos residuos como residuos médicos, con el objetivo de limitar los efectos negativos sobre el ambiente. Los cestos se deberían colocar en zonas donde es probable que las personas se cambien las mascarillas, para recordarles que deben cambiárselas y asistirlas en su correcto descarte. Las mascarillas de tela se pueden lavar y reutilizar, pero también se deberían descartar si se dañan o ya no se ajustan bien al rostro.
Comodidad: Otra barrera que obstaculiza el uso sistemático de las mascarillas es que a algunas personas les podría costar respirar o les podrían resultar incómodas las bandas alrededor de las orejas. Hay muchos productos diseñados para que el uso de una mascarilla sea más cómodo, entre ellos: extensores para mascarillas, ajustadores para cordones de mascarillas, mascarillas que se atan por detrás de la cabeza en lugar de usar bandas alrededor de las orejas, vinchas sujetables a las mascarillas y aerosoles antiempañantes para anteojos.
Imágenes: Algunos productos que pueden hacer que el uso de una mascarilla sea más cómodo son los extensores para mascarillas, mascarillas que se atan por detrás de la cabeza en lugar de usar bandas alrededor de las orejas, ajustadores para cordones de mascarillas y vinchas sujetables a las mascarillas.
Cambios en los datos científicos y variación en las políticas relativas al uso de mascarillas: A medida que avanzó la pandemia, también avanzaron las recomendaciones sobre el uso de las mascarillas debido a la naturaleza cambiante de los datos científicos sobre la propagación de la COVID-19. En un principio, no se recomendaba que el público general usara una mascarilla para garantizar que los trabajadores de la salud y las personas contagiadas o expuestas a la COVID-19 tuvieran suficientes recursos y equipos de protección personal (EPP) a disposición. Sin embargo, ahora hay pruebas científicas de que las personas presintomáticas y asintomáticas pueden transmitir el virus a través de gotitas respiratorias, las orientaciones oficiales de la OMS y los CDC han cambiado y recomiendan que el público general use una mascarilla. Dado que aún preocupa que haya escasez de EPP entre los trabajadores de salud, se fomenta el uso de mascarillas caseras o de tela en el público general. Debido a los cambios en las pruebas científicas, las recomendaciones y las tasas de contagio, ha habido diversas políticas sobre el uso de mascarillas. La población de países de Asia Oriental, como China y Japón, adoptó rápidamente el uso de las mascarillas en una etapa temprana de la pandemia, dado que ya era común usar una durante las crisis de salud pública. Otros países hicieron obligatorio el uso de las mascarillas e impusieron multas para quienes se negaran a usar una, con el objetivo de controlar la propagación de la COVID-19. En los Estados Unidos, no hay una norma nacional que exija el uso de una mascarilla, pero algunos estados han implementado sus propias normas. Hay datos científicos incipientes que muestran que los estados que tienen dichas normas han tenido menos casos de COVID-19.
Fuente: Council on Foreign Relations
Rumores, información incorrecta y desinformación: Muchos países se enfrentan a dificultades debido a rumores, información incorrecta y desinformación en torno de la COVID-19 y el uso de mascarillas. Algunos rumores comunes son que las mascarillas impiden que el cuerpo obtenga oxígeno y que pueden causar intoxicación por dióxido de carbono. Este documento refuta con hechos distintos mitos sobre el uso de mascarillas. Para combatir esos rumores, hay plataformas de Internet (p. ej.: Facebook, Google, Twitter) que han priorizado activamente información de autoridades confiables, como los Centros de los EE. UU. para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Algunas plataformas, como YouTube, también están moderando y eliminando contenido que contradice la información proveniente de la comunidad científica. También hay recursos en línea y redes de verificación de datos que refutan mitos e información errónea y dan respuesta a preguntas comunes sobre la COVID-19. La OMS y la ONU se han asociado con otras organizaciones para abordar los desafíos que supone la información errónea durante la pandemia, que incluye la denuncia de información incorrecta que se ve en Internet. Este recurso incluye consejos sobre rastreo y abordaje de rumores sobre la COVID-19.
Desconfianza en las autoridades gubernamentales o de salud pública: La forma en la que un gobierno comunica información y brinda apoyo durante la pandemia tiene un efecto sobre la forma en que las personas responden e implementan las medidas de prevención recomendadas. Los antecedentes gubernamentales con respecto a la acción o inacción sobre temas de importancia nacional también pueden tener un efecto sobre la opinión que tengan las personas sobre la respuesta del gobierno a la pandemia. Hay múltiples estudios que muestran que la población que confía en su gobierno tiene más probabilidad de poner en práctica las medidas de prevención recomendadas durante los brotes epidémicos de enfermedades (estudio 1, estudio 2, estudio 3). Sin embargo, la desconfianza en las instituciones gubernamentales y de salud pública puede socavar la respuesta a la pandemia. Por ejemplo: en algunos grupos de Nigeria, se percibió que el gobierno tenía malos antecedentes en la provisión de servicios e información de manera confiable, lo cual a su vez afectó el cumplimiento de las medidas gubernamentales de confinamiento por parte de los nigerianos. También se ha incrementado la desconfianza en muchos gobiernos desde el comienzo de la pandemia, en parte debido a las respuestas iniciales lentas, los mensajes incoherentes y el liderazgo deficiente. Las personas tardan en adoptar las recomendaciones sobre el uso de mascarillas cuando también ven que los líderes gubernamentales no siguen esas mismas recomendaciones. En Camerún, se han implementado restricciones y medidas de salud pública para limitar la propagación del coronavirus, pero algunas personas se han sentido frustradas debido a las normas cambiantes y creen que los funcionarios de gobierno no han cumplido con las normas adecuadamente. También hay preocupación en torno de la influencia de la política sobre las instituciones de salud pública que se supone que priorizan la salud de las personas al emitir recomendaciones. Para abordar estos desafíos, es importante tener en cuenta la percepción de los organismos que están emitiendo políticas sobre el coronavirus, incluidas las normas sobre las mascarillas. El público debería confiar en que las recomendaciones y las normas se basan en pruebas científicas, no en política, para garantizar que las personas confíen en los consejos y los sigan.
Preocupación por las libertades personales: Otra barrera que puede impedir el uso de las mascarillas es que las personas creen que tienen derecho a elegir si usar una mascarilla o no. Algunas de las personas que se oponen al uso de mascarillas se autodenominan "antimascarillas" y han protestado contra las directrices sobre mascarillas. El tema del uso de mascarillas y si ello viola las libertades individuales también se ha vuelto una cuestión cada vez más política, en particular en los Estados Unidos. Si bien puede ser difícil convencer a las personas de que usen mascarilla, es útil hacer hincapié en que, al usar una, protegen a quienes las rodean, en particular a los grupos vulnerables. Se puede agregar un elemento personal al mensaje de que usar una mascarilla es importante remarcando que los miembros de la comunidad corren riesgo de contraer coronavirus. Este tipo de mensajes apelan a que las personas actúen por empatía en lugar de por interés personal. Un estudio sobre motivación relativa al uso de las mascarillas mostró que a las personas que las usan porque les preocupa la seguridad de la comunidad se las ve como personas competentes y poseedoras de un carácter fuerte. Dado que algunas personas se niegan a usar una mascarilla porque sienten que se les quita su libertad de decidir, vale la pena pensar en cómo devolverles parte de su capacidad de tomar decisiones personales y ello se puede hacer dándoles distintas opciones de mascarillas adecuadas para que seleccionen una. En lugares donde las personas quizás no estén motivadas a usar una mascarilla en beneficio de los demás, es posible que valga la pena hacer hincapié en los datos científicos referidos a que las mascarillas protegen a los usuarios para que no inhalen gotitas respiratorias de las personas contagiadas. Se deberían abordar tanto las motivaciones sociales como las personales mediante la investigación formativa y, luego, se debería hacer hincapié en ellas para lograr un mayor efecto sobre el uso de las mascarillas.
Uso de mascarillas con niqabs: Un niqab es una prenda usada por algunas mujeres musulmanes, que cubre todo el rostro, excepto los ojos. En la actualidad, no hay directrices mundiales con respecto a si los niqabs podrían reducir eficazmente la transmisión de la COVID-19. En base a lo que sabemos sobre cómo funcionan las mascarillas de tela para prevenir la transmisión de la COVID-19, es probable que los niqabs sean menos eficaces para prevenir la transmisión, dado que tienen solo una capa de tela y no tienen un ajuste bien ceñido al rostro. Ante la ausencia de directrices mundiales, hemos vistos intentos nacionales de regular o promover el uso de mascarillas en relación con los niqabs. Por ejemplo: en el noroeste de Siria, el mecanismo de coordinación hizo una encuesta y halló que las personas no estaban seguras sobre qué deberían hacer las mujeres que usaban niqab. Por lo tanto, el mecanismo de coordinación en conjunto decidió que era poco probable que los niqabs cumplieran la misma función que las mascarillas y, en consecuencia, les pidió a las mujeres que usaran una mascarilla por debajo o por encima de los niqabs. Quizás haya dificultades para hacer cumplir el uso de las mascarillas con los niqabs. Es posible que usar una mascarilla por encima de un niqab sea muy incómodo. Si las mascarillas se usan por debajo de los niqabs, tal vez sea muy difícil monitorear el uso de las mascarillas. En última instancia, las decisiones en torno a este asunto deben tomarse después de debatir este tema con los gobiernos y los actores encargados de la implementación. En un tema como este, la aceptabilidad de las recomendaciones es fundamental, por lo cual consultar con las mujeres y sus familias es vital.
Promoción del uso de las mascarillas en niños: Si bien los niños pueden contagiarse y transmitir la COVID-19, las probabilidades de que se enfermen gravemente son más bajas que en los adultos. Por eso, la OMS recomienda que los niños mayores de 5 años usen una mascarilla o sigan las directrices específicas de la región. Este recurso basado en pruebas científicas elaborado por UNICEF y la OMS da información detallada sobre recomendaciones de uso de las mascarillas en niños. Para garantizar que las usen correctamente, es importante que las mascarillas sean del tamaño correcto (p. ej.: más pequeñas que las mascarillas de adulto) y cubran la nariz, la boca y el mentón sin que haya aberturas. En algunos lugares, es posible que haya directrices que exijan que los niños usen una mascarilla en las escuelas. Este conjunto de herramientas brinda consejos sobre cómo hacer que los niños estén más cómodos usando una mascarilla, p. ej.: hacer que las mascarillas sean más atractivas y cómodas e incorporar el juego en la práctica del uso de la mascarilla. Alentar a los niños a usar una mascarilla tal vez implique que los familiares y los docentes respondan las preguntas que planteen los niños sobre el coronavirus, escuchen sus inquietudes y expliquen por qué es importante usar una mascarilla. Cuando los niños ven que otros pares y adultos usan una mascarilla, es posible que normalicen ese comportamiento. El uso de mascarillas podría ser más atractivo para los niños si ven que sus personajes animados favoritos también usan una.
¿Desea leer más información sobre cómo promover el uso de las mascarillas mediante el cambio de hábitos?
Notas sobre revisión académica
Redactado por: Anika Jain
Revisado por: Peter Winch, Ben Tidwell, Penninah Mathenge, Jacqueline Knee
Última actualización: 15/01/2021