Desarrolle un enfoque en etapas para la respuesta a la COVID-19. Durante las primeras etapas del brote y a medida que los casos disminuyen, quizás sea posible hacer algunas actividades en persona, p. ej.: hacer visitas casa por casa o trabajar en grupos vecinales pequeños (donde se puede mantener el distanciamiento físico). En muchos países, estas interacciones uno a uno son muy valoradas y, para las comunidades, son la forma preferida de comunicación. Sin embargo, en el pico del brote, quizás sea necesario suspender estas interacciones para proteger al personal y las comunidades. Sugerimos que usted desarrolle un enfoque en etapas para su programa según los niveles de respuesta de la OMS. Esto requeriría elaborar planes sobre cómo adaptaría su programa a las distintas etapas de la respuesta.

Evite todas las reuniones grupales. En este momento, en la mayoría de los ámbitos, las actividades de promoción de la higiene y vinculación comunitaria no deberían incluir reuniones de grupos numerosos.

Aliente al personal a que dé el ejemplo. Consulte nuestro artículo sobre medidas que los promotores de salud pueden tomar para mantener el distanciamiento físico.

Cree redes comunitarias. Una vez identificados los grupos de interés y las personas de confianza, encuentre formas de crear redes de comunicación con estas personas si fuera inviable comunicarse en persona. Asegúrese usar la "ventana de oportunidad" antes de que el brote se vuelva demasiado grave para crear esas redes.

Siga aprendiendo de las comunidades y adaptándose a sus necesidades. La investigación formativa y las oportunidades de aprender sobre las necesidades y prioridades de las comunidades son elementos que se reconocen como parte fundamental de un buen programa. Este proceso ahora será más difícil de llevar a cabo, pero no deja de ser fundamental.

Desarrolle o apoye planes de acción local. En el mundo, hemos visto comunidades que se movilizan para apoyarse durante la pandemia de COVID-19. Encuentre formas en las que su organización pueda fomentar y apoyar la acción a nivel comunitario.

Busque de manera activa las voces de los grupos vulnerables. Llegar a estos grupos vulnerables puede ser particularmente difícil en este momento. En particular, será un desafío trabajar con personas mayores, ya sea en posiciones de liderazgo o como personas mayores experimentadas, ya que podrían sufrir complicaciones graves si se contagian la enfermedad durante las actividades de vinculación comunitaria. Quizás deban implementarse iniciativas por separado y más exhaustivas para incluir a estos grupos.

Invierta en capacitar al personal que trabaja en la primera línea de respuesta a la enfermedad. La función de promotor de la higiene y otras funciones que exigen un grado mayor de vinculación comunitaria también requieren diversas habilidades y capacitación suficiente. Los promotores de la higiene deberían recibir capacitación sobre la COVID-19 y una lista de preguntas y respuestas frecuentes con las que probablemente se topen. Esta lista debería actualizarse para reflejar las preocupaciones que van surgiendo. Los promotores de la higiene también deberían saber cuáles son las responsabilidades de su función y cuáles no. Por ejemplo, como profesionales no médicos, no deberían emitir juicio sobre cuestiones médicas ni hablar de temas sobre los cuales no están seguros, sino que deberían remitir a las personas a los servicios médicos correspondientes o a otras fuentes de información, según sea necesario.

Asegúrese de que los mensajes estén coordinados. Para evitar confusión y mensajes contradictorios, asegúrese de que los mensajes que adopte su organización estén alineados con los principios generales que difunden los gobiernos nacionales.