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Resumen: Lecciones aprendidas en brotes epidémicos anteriores que pueden enriquecer los programas de administración del agua, el saneamiento y la higiene, (water, sanitation and hygiene, WASH) o de salud pública
Resumen: Lecciones aprendidas en brotes epidémicos anteriores que pueden enriquecer los programas de administración del agua, el saneamiento y la higiene, (water, sanitation and hygiene, WASH) o de salud pública
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Escrito por Sian White
Actualizado hace más de un año

Los brotes epidémicos no son nuevos. Se puede aprender muchísimo de brotes epidémicos de enfermedades anteriores como el cólera, el Ébola y el SARS. A continuación, analizamos seis conceptos clave.

1. La coordinación es fundamental

Durante un brote epidémico, es fundamental que haya coordinación en todos los ámbitos entre las agencias que responden a la situación y entre los distintos sectores. Cuando falta coordinación, puede haber retrasos en aspectos fundamentales de la prevención, la realización de pruebas y los tratamientos, es posible que los recursos se usen de modo deficiente debido a la duplicación del esfuerzo y los mensajes de salud pública pueden confundir a la población. Por ejemplo, durante la respuesta al cólera en Haití, hubo mensajes distintos y contradictorios que socavaron la respuesta a esta enfermedad.

Durante los brotes epidémicos, es importante que todo el trabajo esté coordinado y alineado con las directrices y las estrategias del gobierno nacional. Cuando se producen brotes epidémicos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) elabora directrices de coordinación según la experiencia previa. Por ejemplo, durante la pandemia de COVID-19, la OMS emitió directrices que proporcionaron una hoja de ruta para la coordinación en el plano nacional y la identificación de procesos para cada pilar de la respuesta a la COVID-19, como la comunicación de riesgos y la vinculación con la comunidad; la supervisión, los equipos de respuesta rápida y la investigación de casos; la prevención y el control del contagio; la gestión de casos; la asistencia operativa y la logística.

Sin embargo, se corre el riesgo de confundir "coordinación" con "estandarización". Una de las críticas comunes a la respuesta humanitaria es que, en general, vemos que se implementan intervenciones estandarizadas con relativamente poca adaptación al contexto. En efecto, durante el brote epidémico de Ébola en África Occidental, los mensajes estandarizados en el plano nacional limitaron la capacidad de las organizaciones de adoptar respuestas innovadoras o adaptadas al contexto. Esta situación llevó a que los habitantes de muchas regiones del país dejaran de prestar atención a los mensajes de salud pública porque no les parecían oportunos.

2. Es fundamental que haya un entorno favorable

Difundir mensajes que comuniquen la necesidad de implementar cambio de hábitos sin dar los elementos necesarios, como agua y jabón, y sin un entorno favorable hará que las personas se frustren y no puedan seguir las directrices. Es importante brindar los elementos necesarios y hacer las mejoras de infraestructura donde hagan falta, pero entender los determinantes psicológicos y sociales del comportamiento debería seguir siendo una prioridad. La siguiente cita proviene de un hombre que reside en un campo de desplazados en la República Democrática del Congo (RDC). Con estas palabras, el hombre expresa sus frustraciones sobre las organizaciones que participaron en la promoción de la higiene en la región durante un brote epidémico de cólera.

“Le puedo decir que tenía una buena vida. Era rico. Pero todo cambió cuando fui desplazado. Ahora todo es malo. No se me puede culpar si no me lavo las manos siempre. Devuélvame la vida que tenía y verá cómo cambia mi vida y lo que siento. Así habrá altas probabilidades de que me lave las manos con jabón. Es bueno que las organizaciones no se olviden de nosotros, pero usted viene ahora que hay cólera y solo habla del lavado de manos. Sabemos lo que deberíamos hacer, pero aquí no tenemos agua ni jabón y vivimos como animales”.

3. No se debe olvidar que el lavado de manos siempre está motivado por una serie de determinantes

En una revisión sistemática de determinantes del lavado de manos, se observó que durante los brotes epidémicos hay una tendencia a orientar los programas de cambio de hábitos a un grupo reducido de determinantes. Por ejemplo, las investigaciones hechas durante brotes epidémicos se centran predominantemente en entender el miedo y la percepción de los riesgos. Sin embargo, los socorristas que intervinieron en el brote epidémico de Ébola en África Occidental reflexionaron que se había dejado pasar una oportunidad y que se podría haber hecho más para entender activamente qué cosas impulsaban los hábitos y garantizar que los programas estuvieran adaptados al contexto local de cada región. Dada la velocidad de propagación de los brotes epidémicos de las enfermedades infecciosas, como la COVID-19 y el Ébola, en la primera fase de la respuesta se recomienda tomar medidas simples que sean fundamentales para controlar la transmisión (consulte la sección "Acciones prácticas para promover el lavado de manos durante la primera fase de respuesta a la COVID-19"). Durante esta etapa, también se pueden implementar mecanismos para aprender de la comunidad, identificar necesidades y adaptar los programas en consecuencia. Consulte nuestro recurso sobre cómo lograr la vinculación con la comunidad remota para conseguir más orientación.

4. Generar confianza

La confianza en los socorristas es fundamental para que las personas sigan las directrices. La participación de la comunidad y la comunicación con ella generan confianza en los socorristas. Usar mensajeros que sean conocidos y de confianza para la población local incrementará la aceptación y el cumplimiento de las directrices. En la respuesta al Ébola y en el programa de erradicación de la poliomielitis, se observó que las iniciativas tenían mayor efecto cuando estaban encabezadas por líderes locales. Las personas con mayor poder de convocatoria eran los líderes religiosos, seguidos de los líderes tradicionales, otras autoridades o líderes locales, y las mujeres o los grupos de mujeres. Puede consultar las directrices de comunicación de brotes epidémicos de la OMS aquí.

5. Los mensajes deben ser claros y aplicables

Durante un brote epidémico, las personas pueden entrar en pánico y sentirse abrumadas por toda la información que reciben por muchos canales distintos. Asegúrese de que los mensajes sobre salud y comportamiento sean claros, simples y fáciles de entender. Por ejemplo: la siguiente imagen se tomó en un campo de refugiados donde son frecuentes los brotes de diarrea. El mensaje del cartel no es claro, porque no les dice a las personas qué hábitos de higiene poner en práctica. Tampoco es fácil de entender porque está redactado en inglés, y este no era el idioma de la población. De hecho, muchas personas de esta zona tienen una alfabetización incompleta; por lo tanto, en este contexto habría sido importante usar imágenes para mejorar la comprensión.

Fuente: Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres

Los mensajes simples no tienen por qué ser aburridos. Por ejemplo, este vídeo sobre la COVID-19 transmite información sobre un hábito sencillo (lavarse las manos con jabón) a través de una historia convincente.

6. El brote epidémico de la enfermedad no es el único desafío al que se enfrentan las personas

Durante los brotes epidémicos, la mayoría de los titulares de las noticias se refieren generalmente a historias sobre la enfermedad que causa la epidemia. Según la magnitud del brote epidémico, la respuesta normalmente estará bien dotada de recursos y continuará durante muchos meses. Sin embargo, debemos recordar que el brote epidémico no es el único problema para muchas personas. A nivel mundial, las poblaciones se enfrentan a crisis multifacéticas, como conflictos, desastres naturales y crisis alimentarias y socioeconómicas, que pueden ser prioritarias en algunos casos.

El siguiente testimonio se extrajo de un artículo sobre el Ébola en la República Democrática del Congo. El artículo fue redactado por MSF y allí se destaca que las respuestas que tienen una visión miope y un enfoque limitado no suelen estar alineadas con las necesidades reales de las comunidades.

"Mi esposo murió asesinado en una masacre en Beni. En ese momento, lo único que quería era que alguna organización viniera a protegernos de los asesinatos, pero no vino ninguna organización internacional. Tres de mis hijos murieron de malaria. Ninguna organización internacional vino nunca a trabajar en esta zona para asegurarse de que tuviéramos acceso a atención médica o agua limpia. Pero ahora viene el Ébola y todas las organizaciones vienen porque el Ébola les da dinero. Si les importáramos, nos preguntarían qué prioridades tenemos. Mi prioridad es la seguridad y procurar que mis hijos no mueran de diarrea o malaria. Mi prioridad no es el Ébola. Esa es su prioridad".

Ignorar otros problemas plantea varios riesgos. En primer lugar, puede hacer que las intervenciones no sean bien recibidas por la población local y, en segundo lugar, puede traer consecuencias graves para otros servicios esenciales de salud, debido a la falta de recursos o la deficiente utilización por parte del público. Por ejemplo, la crisis de la COVID-19 afectó profundamente los medios de subsistencia y la seguridad alimentaria de las personas. Tener en cuenta todo esto y vincular el trabajo que realiza usted con las iniciativas en curso puede ser fundamental para garantizar que el programa que se implemente aborde de modo eficaz todas las necesidades de la población afectada. La OMS ha publicado esto para que los sistemas de salud sigan proporcionando los servicios esenciales.

Nota del editor

Autores: Sian White
Evaluador: Julie Watson, Caroline Favas
Última actualización: 06.05.2020

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